Capitulo 1

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Recién había salido de aquel gran concierto de esa noche. No había forma de decir que no se encontraba sumamente agotado por todo el esfuerzo utilizado en aquel espectáculo.

La coreografía que había estado practicando sin descanso toda la mañana, las altas notas que debió alcanzar en sus canciones dejándolo algo afónico, y los dramáticos movimientos que estaban planeados y los que ni siquiera estaban en sus planes, más la presión de no cometer ningún error que lo ridiculizara internacionalmente, eran fuertes razones para hallarse cansado.

Y por si no era poco, para imaginarnos cuan poca energía le quedaba al muchacho, también estaba siendo perseguido por la mayoría -todas-, las chicas que se consideraran fanáticas de Zac el Alba. Nombre del rubio que ahora huía a todo lo que le dieran las piernas.

Estaba exhausto de los miles de cuestionarios que cada una le hacía; además de sus fuertes gritos aniñados y la molesta llegada de los malvados paparazzis que no hacían más que provocarle problemas y malos entendidos que nunca tuvieron nacimiento.

Todo esto junto le había provocado un fúnebre dolor de cabeza.

Una vez vio la puerta de salida al final del último pasillo  no pudo evitar esbozar una gran sonrisa de victoria. Finalmente podía largarse y descansar aunque fuera un poco. Al menos un poco antes del próximo concierto que daría para la otra semana. Esto lo hizo agobiarse.

Pasó por un lado de los hombres increíblemente fornidos y robustos que conformaban el staff del rubio, para luego dar con la puerta al final sin que ninguna fanática lo persiguiera hasta su auto, puesto que los hombres detuvieron a la turba de fanáticos que, no muy contentos, daban a saber sus quejas sobre lo mucho que habían gastado por la entrada vip.

Indefinidamente, así era su vida desde que había decidido volverse idol; una función por aquí, luego otra por allá, las fans acosadoras, las personas que usan las cámaras para distorsionarle la vida...¡todo era una carrera de lugar en lugar!

Era demasiado para un chico de apenas dieciséis años.

El chico dejó de reposar su cuerpo en la puerta que acababa de cerrar y, a paso cansado, caminó por los escalones hasta el vehículo de un electrizante color azul. En uno de esos pasos casi terminó en el suelo. Una vez dentro, cerró sus ojos y soltó un gran suspiro para recostarse en el cuero negro de los asientos traseros del auto.

_ Parece que últimamente han estado muy intensas, ¿no, señor el Alba?_ comentó burlón el conductor para sacarle algo de humor a la situación. Ya estaba acostumbrado a verlo agotado siempre, aunque últimadamente lo había estado más.

_ No estoy para bromas, Andrés. Estoy muerto de cansancio, así que por favor llévame a casa_ espetó sin siquiera hacer movimiento alguno.

Seguro otros días podría quedarse compartiendo un buen momento con sus "Titilantes" como solía llamarles de cariño; pero en esa ocasión no estaba del todo bien como para aguantarse las mil y un selfies que las mismas le hacían casi sin preguntar o pedirla, dejandolo solo con la única opción de sonreír.

Las amaba pero, ¡era cansador!

Volvió a abrir sus ojos, ahora con más serenidad y calma, sin embargo, no pasó mucho para que sus celestes ojos se abrieran repentinamente de par en par, siendo esto acompañado por un grito hacia su chofer.

_ ¡Cuidado!

El vehículo frenó bruscamente después de la exclamación dada por el rubio, el cual ahora estaba angustiado.

Eso era la único que le faltaba para hacer de la noche la más ajetreada de su vida.

Rápidamente bajó del vehículo en busca de la chica que había sido golpeada por el tren delantero del coche. Estaba tirada en el suelo, inerte, casi pareciendo fallecer, cosa que asustaba al muchacho, y aún más, al chofer.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora