Epílogo

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_¡Por aquí! _la voz entusiasta del joven el Alba se oyó, mientras corría tomado de la mano de la de apellido Taraky. Ésta última era llevada casi a rastras a través del pequeño parque botánico, alejado de la zona céntrica de la ciudad.

El chico estaba por grabar, exactamente en ese lugar, un vídeoclip para su nueva canción estreno; razón por la que andaba tan imperactivo.

_¡Zac! ¡Un poco más lento! Me harás caer _dijo con la respiración medio dificultosa, Mya.

Llevaban ya un buen rato cruzando por varios obstáculos a toda prisa; esquivando, saltando e incluso zigzagueando en varias ocasiones, y la gran realidad era que -a pesar de ya haber pasado tres meses-, la fémina aún no lograba acostumbrarse a las repentinas carreras que solía pegar el rubio a menudo.

Justo ahora no era la excepción.

Tres meses, ese era exactamente el tiempo que había transcurrido desde aquel entonces. Tres meses desde que Zac decidió que escaparse de sus obligaciones en Estados Unidos (con miles de millones de fanáticos involucrados), era menos importante que confesar sus sentimientos a la única chica capaz de hacerle sentir como un adolescente normal y corriente, y al mismo tiempo hacerle sentir especial. Aún seguía pensando lo mismo.

Cabe destacar que, a consecuencia de su capricho, la empresa resultó siendo algo severa con él, imponiendo algunos castigos en cuanto él lograra enmendar semejante metidón de pata. Tales días (inmediatamente después de aparecer por si mismo en la empresa, alrededor de las seis de la tarde), fueron lo suficientemente atareados como para dejarlo sin energías; de hecho, no había podido tener contacto con la muchacha sino hasta cinco días después. Lo único que tenía de ella eran uno que otros mensajes que se intercambiaban, y aquellos solo podía responderlos (o siquiera leerlos) cuando lo descuidaban, ya que hasta el celular era parte de su penitencia.

Más terminaron por perdonarle ésto en cuanto los números volvieron a subir (en menos de una semana; más o menos). Aún sin mencionar el hecho de que hubo enternecido a medio planeta con tal detalle, incluyendo a los del mismo staff. Esto resultó aumentando significativamente la popularidad del mismo, y revocando su castigo, consecutivamente.

_Aguanta un poco, ¡Ya estamos por llegar! _informó, pasando luego a través de varios miembros del equipo de producción, quienes meramente se percataron de ellos antes de volverse a internar en lo suyo.

Mya -por su lado-, no sabía muy bien como reaccionar ante ésta faceta de niño soñador que tenía el rubio desde bien entrada la mañana; pero lo seguro era que le parecía muy tierna, pues, no dejaba de sonreír bobamente en cuanto lo miraba señalar con tanta ilusión una ubicación en específico.

Solo esperaba que lo que estuviera al final fuera algo que valiera la pena porque ya estaba segura de que llevaba más de una ramita en su cabello. Si no rebasaba sus expectativas, el rubio se las pagaría.

Y así siguieron yendo deprisa, hasta que finalmente llegaron al sitio del que tanto se refería Zac.

Mya -luego de recuperar el aliento-, observó con curiosidad el entorno, quedando estática por unos segundos.

_Valió la pena esperar casi una semana entera para esto, ¿No crees que es hermoso? _el chico indagó en la opinión contraria, brillándole los ojos en emoción pura a causa de aquella construcción de madera y cristal que se divisaba a pocos metros. La muchacha enmudeció.

Era demasiado bonita.

Contempló con escrutinio cada parte visible de la pequeña choza; observando cada detalle que podía ver a la distancia. Era la primera vez que veía una de esas graciosas casitas en persona, y era indudablemente la cosa más acogedora que había visto en mucho tiempo. El toque moderno le quedaba de guante.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora