Capítulo 5

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Se arrodilló en el suelo, quedando a escasos centímetros de lejanía entre su cuerpo y el de ella, y, lentamente, fue acercándose a la par que estiraba sus brazos, permitiéndoles rodearla, envolviéndola en un cálido abrazo consolador. Eso era lo que ella necesitaba. No había duda alguna.

Al contacto, sus ojos color uva se abrieron de par a par, enteramente sorprendidos a la cercanía del rubio. No lo esperaba, mucho menos de él que desde el principio solo se limitó a ignorar e insultar. Justo ahora no tenía ni idea de como reaccionar a su gesto.

Era cálido, reconfortante y tan lleno de calma. Se sentía a uno de los tantos abrazos que le había brindado su padre cada que ella lloraba, sensación que provocó un molesto picor en sus órbitas y que, nuevamente, sus cuencas se llenaran de lágrimas. Un sonoro sollozo salió de sus labios cuando se dio cuenta de que lo necesitaba en serio. Necesitaba ese abrazo aunque luego llegara a arrepentirse.

Con timidez, rodeó el cuerpo del rubio con sus temblorosas manos y depositó su mandíbula en el hoyo que formaba el hombro y cuello de éste, mientras que su rostro iba empapándose de gruesas gotas saladas. Zac por su lado, acariciaba de forma sutil su espalda, intentando calmar sus fuertes convulsiones provocadas por el llanto.

Sus sollozos pararon al transcurso de unos minutos. Ella ya no lloraba, pero aún seguía adherida a su existencia, sin saber como explicar esa sensación de seguridad que tenía al estar entre sus brazos, pues apenas le conocía. Pero lo que si sabía, era que no quería soltarlo. Era muy reconfortante.

_¿Ya estás mejor?_ aunque no lo hubiese visto, sonaba como si hubiese sonreído.

La burbuja en la que ella había estaba vagando por unos breves momentos, hizo un claro "bup" en cuanto oyó su voz chocar contra su oido. Inmediatamente, volvió a la realidad. Abrió sus ojos, soltando un pequeño resuello y, por consiguiente, se separó del chico, clavando la mirada al suelo por la vergüenza que sentía. No quería que la viera. Intentó levantarse, pero el rubio no la dejó.

_¿Por qué me sigues?_ preguntó segundos después con su habitual tono de voz frío. Su rostro estaba girado hacía un costado, evitando al completo ver el rostro del rubio.

El muchacho parpadeó unas cuantas veces y luego respondió.

_Oh... bueno, verás..._ comenzó quitando las manos de sus hombros para llevarlas a un costado de sí, sacando luego un gorro de lana negro del bolsillo interior de su abrigo_. Aquel día, se te quedó tu gorro en la oficina de Carter. Perdón si te asusté o te causé molestias. Sólo quería devolvértelo_ dijo y le extendió el gorro a la chica.

La de ojos oscuros miró detenidamente el gorro que le estaba dando el chico, luego lo miró a él.

_Eso no es mío.

_¿Segura?_ redondeó los ojos cuando oyó eso_. Yo pensé que era tuyo _miró ahora el gorro en su mano.

No pudo evitar reírse.

Que el rubio se hubiese esforzado tanto en encontrarla y que la hubiese soportado cuando ella había sido tan grosera con él, para devolverle algo que no había visto antes le había parecido gracioso. Aunque sonara también algo cruel.

Zac apartó sus ojos del objeto y la miró encontrándose con algo increíble. Sinceramente, desde que la había tratado la primera vez, pensó que no era alguien de reír. Ahora que la veía sonreír alegremente, pensaba seriamente en las lecciones que le daba su madre cuando era pequeño, y que aún le daba ahora sin importar la edad.

<<Jamás se debe juzgar a un libro por su portada>>

_Ya veo que estás mejor_ sonrió.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora