Capítulo 8

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El rostro de Mya no pudo colorarse más aún. Para ese momento incluso sentía que su rubor ya no podía compararse en nada con el rojo intenso de los tomates en la ensalada que la esperaba en casa. Ese tipo de contactos ya estaban muy fuera de lo que acostumbraba la de cabellos morados. Y la verdad era que no exageraba. Nadie en su corta vida se había acercado tanto a ella, y mucho menos de aquella manera tan atrevida.

Instintivamente, se alejó del muchacho al apenas haber sentido la piel de su mano en su cara. Si antes había estado incómoda con haber malpensado por error aquella acción, ahora tenía más razones para sentirse como si en cualquier momento iba a tomar lo primero que tuviera a un lado y lo iba a plantar de un golpe a la cabeza de Zac.

Entrando un poco en una pose defensiva, fulminó con una mirada amenazante al chico. Aunque si le veíamos con más cercanía -cosa que la chica no permitiría-, se le llegaban a notar un poco sus nervios. Típico comportamiento tierno de una persona con personalidad tsundere.

_Te dije que no intentaras hacer nada raro.

El muchacho se incorporó, mostrándose entre divertido y confundido. En primer lugar que le hubiese dicho eso llegaba a ofenderlo un poco; aunque la verdad ni tanto. No todas las chicas bajaban la guardia frente a él y eso era lo normal. La mayoría quizá, pero obviamente ese no era el caso.

_Pero no estoy haciendo nada raro. Sólo estoy preguntándote por qué es mi culpa.

_¿Acaso eres idiota? Es por tu estúpido concierto_ espetó seria_. Aisumi estaba apresurada por venir a verte y no me dejó terminar de secar mi pelo. ¿Entiendes ahora?

_Está bien. No te enojes_ rió una vez oyó todo aquello_. Deberías calmarte de vez en cuando, ¿no crees? Esta bien que te cuides, pero también es que confíes.

La muchacha bufó demostrando su molestia. Ciertamente, al último comentario le había hallado algo de sabiduría -quizás-. Pero no había forma como para confiar en él luego de sólo haberse encontrado con él unas cuantas veces. Para ella la confianza se ganaba luego de un tiempo. No de un día para otro.

_¿Me esperas un momento? Debo ir al escenario a dar el concierto_ dijo él para ir luego a la puerta de salida y abrirla_. Pero no te preocupes. Regresaré pronto.

Y antes de salir del camerino, besó sus dedos índice y medio, enviando luego los llamados <<besos al aire>>, gesto muy popular en el adolescente.

_Como sea_ musitó mientras se cruzaba de brazos y le daba la espalda a la puerta por la que había salido_. Sólo eres un consentido.

De verdad que Zac si sabía como sacarle la piedra con su actitud tan de mediador. Siempre intentando parecer un príncipe encantador con todas las chicas. No lo soportaba.

Justo ahora se preguntaba por qué razón, motivo o circunstancia, Haruka y Aisumi vivían hechas babas cada que mencionaban al rubio en alguna red. Aunque bien sólo sabía desde el día anterior que eran fanáticas, se imaginaba que justo así debían ponerse dando sólo la imagen de cómo habían reaccionado una vez miraron que la hora del concierto se acercaba.

La verdad a ella no le parecía la gran cosa. Sólo era un chico con una vida despreocupada, que se tomaba todo a la ligera. Incluso los sentimientos de las chicas al tratarlas a todas por igual. Justo como había pasado unos instantes atrás. Suponía que así mismo trataba a todas.

Para ella sólo era un niño mimado con complejo de Don Juan.

Dos minutos pasaron para que Mya se diera cuenta de lo aburrida que estaba. Ya había hecho todo lo que podía hacer entre esas cuatro paredes. Que, en cuestión, no había hecho más que mirar alrededor.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora