Episodio extra

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_ ¡Gracias!, ¡Muchas gracias a todos por haber venido!

Las voces emocionadas de alrededor de un millar de personas se interpusieron sobre la palabras de despedida que el rubio desprendía con alegría, antes de ovacionar su nombre en una sincronizada voz. Su sonrisa se volvió aún más deslumbrante al presenciarlo.

La melena sudada del ocasionante de dicho escándalo lograba menearse de un lado a otro, en vaivén con la fuerte brisa procedente del mar, a pesar de la humedad retenida en él, y que ésta estuviera amarrada en una coleta alta por el sofocante calor que le provocaba el ambiente veraniego. Mientras aquello sucedía en segundo plano, la mano contraria a la que tenía el micrófono se disponía a ir de un lado a otro, diciéndole adiós a la multitud. Poco después adjuntó su otra mano -aún con el artefacto anteriormente mencionado- para agregarle más entusiasmo al gesto.

Suspiró acalorado en cuanto tomó camino hacia las escaleras, a un lado de la anterior estructura. Había sido muy buena idea haber hecho ese mini concierto caritativo cerca de la playa a pesar del calor de más temprano. De haber sido de otro modo, estuviera completamente asado, jadeando como un perro por sed y calor (que casi lo hacía por sentir su lengua seca).

Empezó a bajar las escaleras rápidamente, chocando alegremente las palmas de algún que otro fanático que se había logrado colar por ahí sin ser visto, sin molestia alguna por eso. Después de todo, esto era parte de su carrera artística. Y tampoco la tendría porque realmente estaba de buenas; aunque apestaba de lo peor a sudor y parecer que estuvo corriendo más de la mitad de la mañana por toda la ciudad, pero nada de eso afectaría su buen humor.

Llegó entonces a la van negra al final de las escaleras, autografiando una que otra frente en el proceso para introducirse en ella y buscar directamente el pequeño sofá que había allí -tomando una botella de agua del mini refrigerador y un abanico en el recorrido-, echándose exhausto en él. Abrió y abanicó su rostro frenéticamente, unos segundos antes de dejar el artilugio sobre sus piernas y proseguir a abrir su botella de agua como si no hubiera un mañana.

Se echó un gran trago en cuanto retiró la tapa, mojándose incluso la camisa por el desespero en que la tomaba. No había echo gran cosa en el escenario que requiriera tanto esfuerzo, más el calor emanado de la playa lo había secado.

Soltó una gran exhalación cuando se despegó de la botella, dejando a la misma casi vacía sobre su muslo. Admitía que, a pesar de todo, y de haberse dejado casi entero sobre el escenario, le había fascinado muchísimo el haber hecho aquello sin ninguna formalidad. Haberlo hecho simplemente porque se le había antojado hacerlo, sin fines más allá del entretenimiento.

Le había sido muy agotador, pero el resultado era lo que en verdad le importaba.

Colocó la tapa al recipiente ya un poco más recompuesto y la dejó a un lado del pequeño sofá, buscando luego de entre los bordes de este, su celular. Le dió todo un recorrido a este al no saber exactamente en qué lado lo había dejado, hasta que logró dar con él, segundos después. Tras ello, recostó su espalda a lo largo del pequeño sofá, pegando parte de su espalda y muslos en ambos brazos del mismo para poder liberar un poco su espalda.

_ Hoy sí que brillaste ahí arriba _habló, sonriendo satisfecho por su desempeño.

Así era como le gustaba acabar un concierto: feliz, satisfecho y vivo... Aunque esto último no fuera de forma literal, ya que estaba seguro que podría llegar a desmayarse si se levantaba de donde estaba. Era más una forma para expresar esa sensación de felicidad que tenía albergada en todo su organismo, la cual no podía llegar a explicar concretamente. Solo sabía que había una tremenda diferencia a cuando trabajaba con su anterior representante. Una muy inmensa en realidad.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora