Capítulo 14

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Ambos adolescentes abrieron sus ojos a tal punto que parecía que se les fueran a caer de sus cuencas oculares. Eso les había tomado de sorpresa. Más que a nadie a la pelioscuro, que de lo improvista que le pareció ser la pregunta de la mujer, se había quedado estupefacta en su sitio, con la mandíbula tensa y sus mejillas levemente teñidas de rosa.

_No, no, mamá..._respondió el chico con cierto aire de nerviosismo apenas notable, haciendo un pequeño ademán con las manos para volver a negar_.No somos novios.

La mujer borró a medias su sonrisa, cambiándola ahora a una mirada que infringía confusión.

_¿Entonces que son?

_Sólo somos conocidos..._respondió Mya secamente, haciendo que doliera un poco el pecho de Zac por el modo tan frío en el que lo había dicho. Se le había hecho curioso el haber sentido eso, aún sabiendo que era verdad. No eran más que conocidos.

_¿Ah? ¿De verdad?_ la rubia enfocó su vista ahora en la menor, abriendo de a par sus ojos cuando ambos asintieron de manera sincronizada_. Mis disculpas. Creí que eran pareja_ rió ella.

Zac resopló, llevó una mano a su frente y cerró sus ojos debido a lo incómodo que se volvió el ambiente a causa de esa suposición de la mayor. Ese tema, de alguna forma u otra, ya había predecido que aparecería pronto gracias a la presencia de la pelioscuro en la casa. Y no lo era por ella. Ya ese tema era prácticamente gran parte de las conversaciones de su progenitora mucho antes de haberla conocido. Y eso era porque éste nunca le había presentado una chica en su vida, razón por lo que varias veces bromeaba con respecto a eso.

Esas cosas no se le daban de lo mejor que se pudiera decir. No tenía experiencia y no estaba seguro de si estaría preparado para poder llevar a cabo una.

Entre una de las primeras causas de su inseguridad, estaba su carrera. Ser cantante pop de por sí ya era algo difícil debido a todo lo que implicaba serlo; y ni mencionar su carrera en el Beyblade. Aunque la verdad, después de haber renunciado públicamente en uno de los campeonatos tras haber sido derrotado por Valt, no había vuelto a competir.

_Mamá, ¿ya has desayunado?_ preguntó tratando de alejar el ambiente incómodo que se había formado gracias a las ocurrencias de su progenitora. La aludida giró su rostro, posando sus verduscos ojos en los de Zac. Y, como respuesta a la pregunta, movió su cabeza de un lado al otro, objetando que aún no tomaba su primera comida del día_.En ese caso te prepararé uno..._ suspiró él, con sus manos en sus costados tal como si fuera una tetera.

La mujer sonrió dulcemente, se levantó de su asiento antes de que Zac se alejara y tomó el rostro del chico entre sus manos, depositando un casto beso en su frente, tras retirar unos cuantos mechones rubios de esta.

_No te preocupes... lo haré yo_ dijo posando sus manos sobre sus hombros_. Tu quédate con tu amiga.

El muchacho frunció el ceño tras haber sentido las gélidas manos y los calientes labios de la mayor sobre la piel de su cara.

_Mamá, ¿estás resfriada?_ cuestionó serio sin apartar la vista de la que ahora sonreía de manera nerviosa. El rubio suspiró con aire cansadino. Desde que tenía memoria, ella tenía la mala costumbre de mentirle acerca de su estado de salud. Cosa que a el muchas veces le molestaba_. Mamá, ya deja de ocultarme estas cosas. Si te sientes mal solo dilo, no lo disimules_ suspiró_. Yo prepararé tu desayuno. ¿De acuerdo?

Ella esbozó una sonrisa, seguida de una pequeña risita.

_Lo siento, Zac..._ no pudo evitar reír luego del comportamiento que tenía el rubio_. No volverá a pasar..._ musitó en medio de sonrisas, sintiéndose como una pequeña niña que era reprendida por su padre. Ese gesto le había provocado mucha ternura.

Una Mirada ||Zac El Alba Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora