Capítulo 14

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Flavia

- Te necesito más concentrada, Flav- dice Mason.

Hace media hora que me está enseñando defensa personal. Esta solo con unos pantalones cortos y su pecho está completamente descubierto, dejándome ver su abdomen marcado y todos sus músculos.

Dixie no para de ronronear cada vez que veo su abdomen y no deja que me concentre.

- Es tu culpa- me cruzó de brazos.

Mason sonríe burlón.

- ¿Y yo qué hago?- finge inocencia.

- Ponte una remera, no dejas que Dixie se concentre.

- Ey, que vos tampoco estás muy concentrada que digamos.

Mason levanta una ceja.

- ¿Solamente Dixie no se concentra?

Lo fulmino con la mirada y él ríe.

- Ya hablando en serio, tienes que estar centrada porque no puedo dejarte ir por la vida sin que sepas algo de defensa personal.

Bien. Dos puede jugar este juego.

Sin pensarlo dos veces me saco la remera de entrenamiento que me puse y me quedo en un top negro con algunas rayas violetas, que tengo puesto. La verdad es que es perfecto ya que aprieta mis pechos por lo cual estos se resaltan más.

Los ojos de Mason se vuelven rojos cuando se queda viendo ese lugar.

Le tocó la cabeza con el guante de boxeo que tengo puesto.

- Te necesito más concentrado entrenador- pongo mis manos en mi cintura, levantando una ceja.

Mason gruñe y me empuja por la cintura para acercarme hasta el y darme un beso bastante... intenso, en los labios.

Yo gustosa le sigo el beso y empezamos a pelear por el dominio del beso, haciéndolo más fuerte.

No sé en qué momento los guantes salen volando de nuestros cuerpos y él me alza un poco para que quede a upa de él con mis piernas rodeando su cintura, sus manos quedan sujetando mi culo. Él aprieta una de mis nalgas robándome un jadeo, que aprovecha para meter su lengua en mi boca.

Mason me pega más a él y siento lo duro que está en mi entrepierna. Gimo por ese roce y esa parte de mi cuerpo empieza a palpitar.

- Quiero más- ruega Dixie.

Empiezo a restregarme con esa parte y siento como cada vez se vuelve más dura, más grande, cada roce me hace jadear y gemir, robado gruñidos de Mason.

Mason se separa, sus ojos están completamente rojos y los dos quedamos jadeantes.

No me baja en ningún momento de su regazo y empieza a caminar saliendo del gimnasio y empieza a subir las escaleras que van a la habitaciones.

- Mmm- gimo en su odio cuando sin querer vuelve a rozar su entrepierna con la mía.

- Mierda, Flavia- entra a la habitación y en un dos por tres ya tengo de nuevo a Mason besándome encima de la cama, mientras yo estoy debajo de él.

Gimo de nuevo, Mason se separa, sus ojos llenos de deseo se encuentran con los míos.

- ¿Estas segura, Flav? No quiero hacer esto si no estás lista, no quiero que lo hagas por compromiso.

Mi mate es mi enemigo- vamapia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora