Capituló 35

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Flavia

El sonido de la ducha me despierta.

Toco a mi lado y abro los ojos cuando  no siento a Mason.

Me siento en la cama aún algo dormida.

Mi cuerpo arde, pica, tengo demasiado calor.

Ay no.

- Dixie no es momento.

- Déjame ¿Dónde está Mason?

Dixie empieza a olfatear el olor de Mason, el cual obviamente la lleva hacia el baño.

Mi cuerpo se mueve por si solo y voy hasta la puerta.

- Dixie...

- Que me dejes, carajo.

Ambas empezamos a pelear por el control del cuerpo. Ya he tenido épocas de celó y jamás se había comportado así.

Finalmente ella gana.

Veo como mis uñas se vuelven un poco más largas, mi abdomen se aprieta un poco más, mis pechos y glúteos de endurecen y crecen un poco más también.

Dixie

Sigo el aroma de mi mate y entro al baño.

No estoy acostumbrada a usar el cuerpo humano, Flavia no me suele dejar el control de su cuerpo.

El olor de mi mate está por todo el baño y me vuelve loca.

Lo necesitó.

Sin importarle nada, corro la cortina y entro con Mason a la ducha.

Él me mira sorprendido.

- Flav, ¿qué estás...

Atacó sus labios, interrumpiéndolo.

Él tarda un poco en caer pero me sigue el beso.

El agua moja mi ropa y Mason se separa un poco.

Intento besarlo de nuevo pero se aparta.

- Flavia, ¿estás bien?

- Te necesito- me le acerco de nuevo.

- Amor estás con ropa.

- Tienes razón, deberías quitármela, ¿no crees?

Masón sonríe pícaramente y me alza para que quede ahorcadas de él, con sus manos en mis glúteos.

- Tu no eres Flavia- me alza una ceja y sigue con esa sonrisa tan sexi.

Quiero comérmelo.

- Claro que soy yo- miento- Ahora, creo que estamos perdiendo el tiempo hablando... podríamos estar haciéndalo otras cosas más productivas, ¿no lo crees?- acercó mi cara a la suya y nuestras narices se rozan.

- Si vas a fingir que eres yo por lo menos no seas tan regalada.

Corto el link. No me interesa escucharla ahora.

Masón se ríe.

- Te aseguró que me encargaré muy bien de ti, Dixie.

Me alejo un poco sorprendía cuando dice mi nombre.

- ¿Cómo sabes...

- Tus facciones y tus ojos mieles te delatan- me interrumpe adivinando mi pregunta- Ademas, Flavia jamás se me tiraría así por que si, ese siempre es mi papel.

Sonrío, él se acerca mi cuello y lo huele.

Gruñe.

- Tan dulce- aprieta mis glúteos y yo jadeo.

Mi mate es mi enemigo- vamapia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora