Sentía el corazón latiendo como un tambor contra mis costillas. A pesar de la gran cantidad de gritos que tenía alrededor, el pitido que embargaba mis sentidos me hacía imposible entenderlos. Lo único que podía hacer, de manera desesperante, era observar como Aiden se movía por el ring esquivando los golpes brutos que su enorme contrincante le lanzaba: lo estaba cansando, pero temía que no pudiese esquivar todos los golpes que le lanzaba.
Y como si me hubiese oído, ocurrió. Baruch lanzó un puñetazo hacia el rostro, increíblemente desprotegido de Aiden, y le acabó partiendo el labio. La respiración se me atascó en la garganta y jadeé, agarrándome con fuerza a la barandilla de metal que tenía delante. Observé aterrorizada la sangre que salía de su boca y al instante deseé subir a aquel ring y detener la pelea.
¿Por qué no estaba peleando? ¿Cómo había podido llegar a ser el favorito si dejaba que le golpeasen? ¡Muévete idiota!
Y, de nuevo, pareció como si me hubiese oído. Aiden cambió radicalmente su forma de pelear: empezó a ser más ofensivo, lanzando golpes que Baruch no podía esquivar. A pesar de que Baruch era jodidamente enorme, Aiden conseguía desequilibrarle, y a pesar de que lo temía, Aiden no volvió a recibir ningún golpe.
Cuando por fin acabó el primer round, observé tensa como el árbitro los separaba. Inspiré con fuerza cuando sentí una mano sobre mi hombro, y miré a Richard con extrañeza.
-¿Estás segura de que no eres fan? Estás ahorcando a la pobre barandilla -dijo él de pronto, con una media sonrisa.
Yo fruncí el ceño y bajé la mirada hasta mis manos, que estaban pálidas por culpa de la presión que hacía. Tragué saliva. ¿Por qué estaba así?
-No, no soy fan de él -miré a Aiden mientras contestaba-. Sólo que...
Y antes de que pudiera explicar -de alguna manera- lo que me pasaba, el segundo round empezó y volví a aislarme de todo.
Los minutos siguientes pasaron como si fuesen años, observando como Aiden daba golpes con maestría y agilidad, a la vez que esquivaba y arrinconaba a Baruch.
Cuando por fin Aiden consiguió tirarle al suelo, deseé con ferocidad que Baruch no se levantara... Y no lo hizo.El público empezó a gritar extasiado, coreando el nombre del favorito: Aiden.
Cerré los ojos mientras toda la tensión que tenía en el cuerpo se evaporaba, y al abrir los ojos descubrí que Aiden me observaba con una sonrisa victoriosa, con los ojos brillantes y con el pequeño río de sangre manando de su boca. No pareció importarle.-Es muy bueno, ¿verdad? -Preguntó de pronto Richard, llamando mi atención.
Yo tragué saliva cuando el ceño de Aiden hizo presencia. Sin embargo asentí levemente sin poder quitarle los ojos de encima... Y pareció gustarle. Su imagen parecía irreal mientras caminaba como una pantera, haciéndose el rey de ring, mirando a su contrincante que se intentaba poner de pie con ayuda del árbitro.
El público gritaba con emoción desmedida, las mujeres saltaban y gritaban más que nunca, los hombres admiraban al ganador, y yo lo único que podía hacer era beber de su imagen.
Cuando el combate por fin acabó, observé como bajaba del ring con agilidad y sonreía a las mujeres que había en mi misma grada. Se acercó con lentitud hasta posicionarse delante de mí, ignorando los gritos extasiados de sus fans. Parpadeé cuando su expresión se volvió seria y miró a Richard.
-Sandra, Dan te busca -dijo con la voz seria, mirando todavía a Richard-. Ahora.
Yo tragué saliva y me despedí de Richard con un beso en la mejilla y un rápido intercambio de teléfonos.
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CONTRA LAS CUERDAS. [Sin editar]
RomanceCuando Sandra llegó al piso de su aborrecible pero a la vez querido hermano, jamás pensó que lo que descubriría allí cambiaría tanto su vida, como lo hizo. Ella llegó allí con la intención de encontrar un trabajo, un piso y por qué no, un novio. Sin...