Capítulo veinticuatro.

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Laaaamento muchísimo no haber podido subir antes, pero es que estoy muy muy MUUUY ocupada con los trabajos, deberes, exámenes... ¡Y más exámenes!

La verdad, creo que los profesores piensan que sólo tenemos su asignatura (ù-ú) Bueno, bueno, que me desvío... ¡Lo sientoooo! Espero que os guste ;)

ANNE EN MULTIMEDIAAAAA (La hermanita de Aiden)

Por cierto, ahora que me fijo... Tengo una extraña obsesión con los nombres que empiezan por A (Anne, Aiden, Alex, Aria, Ana...) ._. Bueno, que tontería...

Sentí un vacío en el estómago mientras observaba, de manera muda, como Aiden se agachaba y cogía la mochila. Mi mochila. La misma que anoche, al entrar y encontrarme con un desconcertado Aiden, había dejado caer hasta el suelo... Y la que al parecer no recogí.

Aiden levantó ambas cejas cuando oyó un ruido sordo dentro de la mochila -producidos por las fotos al moverse-, pero se la arrebaté antes de que pudiera abrirla.

No sabía como iba a tomarse que tuviese fotos de él, de su padre... de todos. Y tampoco sabía -pero me lo imaginaba-, como se tomaría si supiese que había estado con la persona que había tomado esas fotos... con Richard. En su apartamento. Solos.

Me estremecí. Negué con la cabeza recordando sus últimas palabras antes de cerrarme la puerta de su apartamento:

-No digas nada a nadie de mí, Sandra, y no interfieras en esto. Tu padre murió y no puedes remediarlo; ponerte en peligro no servirá de nada -me traspasó con su oscura mirada y suspiró, antes de añadir-: Y aléjate de Aiden y de sus mentiras, Sandra... Te lo aconsejo.

Volví a estremecerme y negué con la cabeza. Richard estaba resentido por la muerte de su hermano, y aunque pudiese ser cierto que hubiese sido Aiden el causante de la muerte del mismo -me había afirmado que había matado a alguien, pero no a quién-, no podía evitar pensar que debía haber algo más. Algo por lo que Aiden lo hizo... Algo lo suficientemente importante como para verse obligado a hacer eso.

Y por ello, confiaría en él hasta que me lo contase. Esperaría a que él confiara en mí, y esperaba que lo hiciese pronto.

-¿Qué hay dentro? -preguntó él, curioso mientras me traspasaba con sus profundos ojos azules.

-Eh... esto... -me aclaré la garganta en un desesperado intento de conseguir algo de tiempo; cuando se me ocurrió algo, simplemente lo dije sin pensar-: es una caja de tampones.

Mierda. ¿En serio, Sandra, de verdad? ¿Una caja de tampones? ¿Por qué no le dices también que tienes unas bragas de superman?

Él sonrió lentamente. ¿Si me rompía la cabeza contra la pared, recibiría algo de dinero por deficiencia mental?

Aiden me miró divertido y yo me sonrojé.

-¿En serio?

Yo asentí seriamente, pero deseando que mis mejillas no estuviesen tan rojas como las notaba. ¡Si es que era tonta!

Él se rió de esa forma ronca que tenía y negó levemente con la cabeza. Segundos después, extendió su mano hasta mí y susurró de manera sexy:

-De acuerdo, pelirroja, no voy a preguntar... -sonrió de manera pícara y dijo-: ¿Nos vamos?

Yo, atontada por lo guapo que era, sólo pude asentir.

Colocándome la mochila y con el roce de su mano contra la mía, salimos de aquel piso antes de que los gritos de mi furioso hermano hiceran acto de presencia.

*******

Jamás había pensado que Aiden pudiese tener una casa tan bonita a las afueras; o al menos, que su madre la tuviese.

CONTRA LAS CUERDAS. [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora