Llegué a casa con un dolor agudo traspasándome los pies. Después de casi una hora caminando, había podido llegar sin ningún contratiempo... Salvo por el enorme dolor que sentía en el pecho.
Ese estúpido boxeador, ¿Quién se había creído que era? Me había pisoteado el corazón sin ninguna razón, y me había echado de su casa sin contemplaciones... ¡Idiota!
Sentí las lágrimas de nuevo en mis ojos, pero me negué a dejarlas caer. Dan estaría todavía en casa, y él no podía saber nada de lo que su entrenador me había dicho. Tragué saliva y parpadeé hasta que noté que ya no tenía húmedos los ojos, y empecé a subir las escaleras.
Me mordí el labio de dolor, y supe que tendría varias heridas en la planta de los pies.
Cuando llegué al piso, intenté disimular mi mueca de dolor y llamé a la puerta.
Segundos después, Dan me abrió con una expresión furiosa en el rostro. Tenía el ceño fruncido, los dientes apretados y el pelo revuelto... Síntoma de que se lo había despeinado él mismo con los dedos.
-Sandra -dijo con voz molesta-. ¿Es que no sabes contestar a un móvil, idiota? ¡He estado esperándote durante horas...!
Sentí como mi rostro se descomponía por el pánico y el miedo. Mi móvil... Mi móvil... Y mi mochila.
Empecé a respirar con fuerza, sintiendo como el terror me inundaba. Me había dejado la mochila en casa de Aiden... Junto a mi teléfono y las fotos. Me estremecí y aparté a Dan de la puerta, corriendo hacia el comedor.
-¡Sandra! Joder que estaba preocupado por ti y...
-¡Basta, Daniel! -grité por la tensión. El se quedó boquiabierto por mi reacción y frunció el ceño.
Yo mientras tanto rebuscaba entre los cojines del sofá, sabiendo que Dan escondía ahí su teléfono. Cuando lo encontré, busqué el nombre de Aiden con desesperación.
-No puedes...-se empezó a quejar Dan, pero le atravesé con la mirada y se calló, cruzándose de brazos.
Cuando la línea se abrió. Me quedé inmóvil por el miedo. ¿Y qué haría si él lo supiese? ¿Qué le diría...?
-¿Dan? -la voz ronca de Aiden me traspasó. La tenía más ronca que de costumbre, como si hubiese estado gritando-. ¿Ha pasado algo?
Yo inspiré con fuerza y cerré los ojos, armándome de valor.
-Hablas con la parte femenina de la casa -mi voz sonaba temblorosa a pesar de que intentaba estar tranquila.
-Sandra -su voz sonó fría, furiosa... Cabreada.
Él lo sabe.
Me mordí el labio con fuerza, sintiendo como mi pecho temblaba de miedo. Miré a Dan, que tenía sus negros ojos clavados en mí. Frunciendo el ceño, caminé hasta mi habitación y me encerré antes de que pudiera él hacer nada.
-No toques mi mochila -advertí con la voz-. Te juro que como lo...
-Llegas un poquito tarde, pelirroja -su voz sono fría, irónica.
-¡No tenías ningún derecho a tocar algo que no era tuyo, imbécil! -espeté furiosa intentando que no se escuchara desde fuera de la habitación.
-¿Y tú sí tienes derecho a mentirme? Dime una cosa, pelirroja... ¿Toda esta mierda ha sido un juego para ti? ¿Me has estado mintiendo para acabar traicionándome?
Yo apreté los labios para no llorar ante sus estúpidas palabras. ¿Que si le había estado mintiendo para traicionarle? ¡Pero si estaba intentando convencer a Richard de que lo dejara en paz!
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CONTRA LAS CUERDAS. [Sin editar]
RomanceCuando Sandra llegó al piso de su aborrecible pero a la vez querido hermano, jamás pensó que lo que descubriría allí cambiaría tanto su vida, como lo hizo. Ella llegó allí con la intención de encontrar un trabajo, un piso y por qué no, un novio. Sin...