50

58 14 23
                                    

MÚSICA
The Kids Are Coming - Tones And I

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

Capítulo 50
El rescate de Theo I

Margo no conocía esa camioneta. A diferencia de la que se habían subido para que Tank, el chofer de la academia, los llevara a ese edificio abandonado en aquella misión, esta era muy diferente.

Se trataba de un vehículo mucho más largo donde en la parte trasera en vez de tener unos asientos alineados como en cualquier vehículo, este los tenía contra las paredes, unos al lado del otro. Unas hileras de cinco asientos enfrentados a otros cinco asientos.

Andrew guardaba unas pastillas de color celeste en el bolsillo de su camiseta llamando la atención de Milo a su lado.

—Ey viejo, ¿no pensarás drogarte ahora? —le preguntó con cierta alarma—. Te necesitamos sobrio...

Andrew sabía perfectamente como cambiaba el nivel de su rango al estar drogado como al estar sobrio. Así que miró a Milo con una sonrisa.

—Tranquilo Milo que son para más tarde... —le dio unas palmadas en su hombro—... si quieres te comparto, tengo una reserva hasta el fin de semana.

—No Andrew, gracias —le sonrió Milo con falsedad.

—Como quieras...

Ralph en aquel momento observaba a Deylen en el asiento que tenía frente a él. El bache de camino lo había hecho saltar y sintió un pequeño sentimiento de celos al ver como Deylen a penas se había movido en el suyo.

—Oye... —lo llamó desde su lugar. Deylen alzó la vista de la ventana de las puertas de aquella camioneta, la academia había quedado atrás hacia bastante tiempo, no les faltaba mucho para llegar a la dirección que el director les había dado—. Lo siento... —Ralph no solía decirle esas palabras muy de vez en cuando, pero cuando se las decía, iban realmente en serio—... lamento no haberte defendido.

Deylen no respondió, se limitó a verlo con aquellos recelosos ojos azules, ojos que Ralph había envidiado por mucho tiempo, pues con ellos era capaz de intimidar hasta el alma más sucia.

Cassia los observó de reojo, ella también tenía que disculparse.

—Se que no debimos dudar de ti... pero eso no lo justifica —Ralph suspiró aceptando su error—. Lo siento, ¿si?

Deylen humedeció sus labios.

—Me debes un día entero de la habitación —Deylen y Ralph tenían ese acuerdo, de que cada vez que alguno metía la pata, le debía unas horas a solas en la habitación que compartían y Deylen no lo había olvidado.

—¡¿Un día entero?! —exclamó el rubio en desacuerdo.

—Veinticuatro horas. Agradece que no te estoy pidiendo tres —era increíble el nivel de manipulación que tenía Deylen sobre los demás al ver como Ralph incluso creía que le había ofrecido un buen trato cuando en realidad, era todo lo contrario.

—Bien... un día —rodó sus ojos, pero entonces estiró su mano hacia Deylen—. ¿Tregua?

Deylen estiró su mano y la estrechó.

La verdad es que tenía otros planes para el resentimiento contra Ralph. Deylen tenía todavía que restaurar la cama de la habitación de Andrew, así que las intercambiaría, la de Ralph por la antigua de Max, luego podría inventar cualquier excusa que incriminara a Ralph en el desastre de aquella cama. Después de todo, Ralph rompía casi todo lo que tocaba.

𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐈𝐀 𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora