26

97 16 3
                                    

MÚSICA
Unmade — Thom Yorke

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

Capítulo 26
Cita en la oficina

Margo tenía un problema, y ese era no poder dejar de pensar en lo sucedido esa noche. Se sentía tan estúpida, tan ingenua por dejarse llevar por el momento que quería obligarse a sufrir eternamente por no haber actuado de otra manera. Claro que estaba el problema de su estado de ebriedad, era obvio que sus impulsos eran mucho más altos y las posibilidades de mandarse una de las suyas eran muy elevadas, y así terminó.

La misma noche que llegó a la habitación, Xenia ya la esperaba con ansias, aguantando a preguntarle donde había estado tanto tiempo, que había hecho y con quien se había quedad en toda la noche. Pero Margo no fue capaz de responderle, no fue capaz siquiera de acusarla por haberla visto con Ralph.

No, Margo estaba completamente en otro planeta y Xenia quien era su mejor amiga desde la infancia, lo notó al instante, pero Margo que no era imbécil le dijo que solo se sentía un poco mal por todo lo que había bebido que en cierto sentido era verdad.

Deylen por otro lado tuvo casi la misma historia que contar. En su habitación Ralph lo esperaba, no tan entusiasmado como Xenia, pero de igual manera tenía demasiadas preguntas que hacerle.

Sin embargo, el muchacho mientras se deshacía de su remera lo callaba.

—Mira viejo, ahora no estoy de humor —lo interrumpió en mitad del interrogatorio arrojándose a la cama en un intento de dormir.

Pero por más que Ralph le hiciera caso y también se acostase, Deylen no pudo pegar un ojo en lo que quedaba de la madrugada. Y todo por un sencillo problema, uno llamado Margaret... Para su sorpresa, el joven no podía sacársela de la cabeza, por más que intentase pensar en otra cosa, Margo volvía a él como un puto búmeran.

Al día siguiente, o bueno, el mismo día un poco más tarde, nadie bajó siquiera a desayunar o por lo menos los que estuvieron en la fiesta. Margo no tenía idea quien se había ocupado en limpiar el desastre, pero entonces recordó algo peor y era el desorden que Deylen y ella habían hecho en la oficina del director Lancaster.

—¡Maldición! —exclamó de golpe reincorporándose de su colchón.

Xenia exaltada volteó en la silla de su escritorio para verla con sospecha.

—¿¡Qué!? —se asustó al ver la reacción de su compañera.

Margo se levantó de su cama y aún vistiendo sus pijamas, corrió hacia la puerta para salir de su habitación sin siquiera darle una explicación a Xenia.

—¡Oye! —se levantó de su silla tratando de llamar su atención, pero Margo ya había salido por aquella puerta rumbo a las escaleras.

La muchacha envuelta en el terror de que él director pudiese descubrir el desastre que había dejado en su oficina. Bueno... el que habían dejado, porque no había sido ella sola la culpable.

Pero entonces pensar en el asunto le dio escalofríos.

Margo bajó rápidamente las escaleras de la torre de los dormitorios de las chicas mientras pensaba en una solución. No tenía el mismo poder de Deylen como para aparecerse en su despacho, y dudaba que entrar fuese algo sencillo. Él mismo se lo había dicho aquella noche, a dónde irían era imposible entrar caminando.

Corrió por las interminables salas de aquel castillo al que hacían llamar academia, incluso en el camino casi se lleva por encima a Raquel a quien Milo rápidamente hizo a un lado antes de que la atropellara.

𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐈𝐀 𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora