52

47 15 16
                                    

MÚSICA
The Search - NF

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

Capítulo 52
Traidor

Deylen sintió los calambres en su cuerpo, muñecas, brazos, tobillos, piernas, torso, abdomen... incluido sus hombros y cuello. Como si se hubiese mantenido en la misma posición por tanto tiempo que la sangre ya no le recorría por el cuerpo.

Y no estuvo tan errado.

Su cabello le caía sobre la frente sudorosa, podía sentir la molestia. Al intentar abrir sus ojos tuvo dificultades, asi que comenzó a parpadear hasta que recuperó gran parte de su vista poco a poco.

Todo bajo él se veía borroso, y cuando alzó el cuello, fue como si llevase unos cuantos ladrillos atados a este de lo rígido y doloroso que se sentía. Sin embargo, logró alzar su cabeza hacia atrás y recuperó el movimiento ladeándola de lado a lado tratando de acostumbrarse a los calambres.

Fue entonces cuando miró a su alrededor. Sus brazos se encontraban extensos a los lados de su cuerpo, sus muñecas aferradas a unas esposas que mediante cadenas lo sujetaban en el aire. Deylen bajó la vista y esta vez se encontró con sus tobillos juntos el uno con el otro pero atados de igual manera con cadenas que se aferraban al suelo.

Deylen sintió que lo habían crucificado, no habían clavado sus manos y pies con clavos oxidados, pero si lo tenían encadenado y eso lo puso muy... demasiado nervioso.

—Alguien despertó por fin —esa voz, esa maldita voz lo sacó de quicio inmediatamente que incluso sintió como recuperaba fuerzas de alguna parte de su cuerpo.

Deylen miró al frente, se encontraba en una sala... una especie de laboratorio, no habían máquinas a su alrededor, pero estaba seguro de que allí se llevaban a cabo experimentos y él estaba subido en la tarima.

—¿Cómo estás cariño? —Silah se acercó con su descarada sonrisa, subió los escalones de la tarima donde se encontraba Deylen y llevó sus manos hacia sus brazos.

Deylen colgaba a un metro por encima de la altura de Silah, pero aún así ella no se privó de tocarlo, de rozar sus dedos contra sus músculos, sobre su marcado abdomen. Y en el instante en que sus manos descendieron hacia su pecho, Deylen notó que no llevaba nada por encima.

—Oh, ¿esto? —sonrió con perversidad al ver la reacción en sus ojos—. Si... fue mi capricho, lo admito... no podía perderme de estos músculos... eh —sus dedos acariciaban los abdominales de Deylen y este sintió un asco inmenso hacia ella—. También quería quitarte esto —sus manos sujetaron su cinturón—, pero no me dejaron tanto...

Deylen la observó con aquellos ojos azules que ahora irradiaban fuego, fuego de venganza y desquite. Desde su altura, verla con tal desprecio lo único que hacía era satisfacer los deseos de Silah.

Esta sujetó su cinturón y jugó con el borde de sus jeans deslizando sus dedos intentando apartar sus bóxers también.

—Podemos divertirnos un rato, ¿quieres niño bonito? —Silah deslizó su mano por encima de sus jeans y entonces sujetó su entrepierna con ansias—. A ver si tienes el mismo paquetote que tu padre eh... lo bien que la pasamos esa vez...

Los labios de Silah se arrimaron hacia los de Deylen y él sintió las ganas de patearla, pero las cadenas en sus tobillos se lo impedían.

—Vamos... ni los adolescentes como tú pueden resistirse a tal tentación —sus pechos rozaban contra el torso de Deylen y en vez de excitarlo como ella intentaba, él solo incrementaba aún más su mal humor—. A menos que no te gusten las mujeres...

𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐈𝐀 𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora