54

47 15 8
                                    

MÚSICA
Little Dark Age - MGMT

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

Capítulo 54
Él te mintió

—¿Qué es lo que quieren? —los ojos azules de Deylen observaban el suelo con cansancio.

Todavía ninguno de ellos le había puesto las manos encima, algo que le sorprendió bastante teniendo en cuenta de la posición en la que lo mantenían. Pero aún así, sus muñecas estaban pasando por un infierno, las esposas que lo sujetaban lo estaban lastimando a causa del peso de su cuerpo, sus brazos ahora tiesos comenzaban a acalambrarse, y la cabeza ya le estaba dando vueltas.

Quizá no hubiesen planeado aquello como un medio de tortura, pero bien que lo parecía.

—¿De ti? —Silah vendaba sus dedos por tercera vez, el sangrado no frenaba con nada—. Muchas cosas cariño, pero tenemos ordenes de no hacer nada, no hasta que él llegue.

—¿Que llegue quién? —murmuró cerrando sus ojos dejando de lado el hecho de su condición.

Había permanecido toda la noche despierto por supervivencia, no sería la primera vez que no durmiera esas seis malditas horas.

Polch alzó la vista de sus claros ojos y se detuvo a ver el cuerpo de Deylen. Llevaba muchas horas sin comer, ni dormir, colgado con aquellas cadenas. Aún así, se mantenía despierto y atento cada vez que alguno de ellos se movía siquiera un paso.

—¿Quién te entrenó, niño? —le preguntó de golpe.

Deylen alzó la vista y sus ojos azules lo observaron tan amenazadores como siempre. A pesar de todo, mantenía su odio a raya. No le respondió, no se molestó en hacerlo.

—En la academia no entrenan de esa manera, ¿o me equivoco? Theo no tiene tu... experiencia —Polch interesado dio un paso hacia delante—. Pareces un maldito soldado matando a todos esos demonios a sangre fría sin siquiera parpadear.

Deylen desvió sus ojos de los de Polch y este inmediatamente sabía que estaba yendo por un buen camino.

—¿Quién te enseñó a luchar así? —Polch se detuvo a unos pocos metros—. Tienes las habilidades de un maldito mercenario...

—Yo sé quién fue —Silah interrumpió.

Se levantó de su apoye y sujetando sus dedos y el vendaje que los protegía con fuerza, miró a Deylen con detenimiento.

—Fue él, ¿no es así? —le sonrió con maldad—. Esa mirada fría y arrogante... es la misma que la suya, maldito crío eres igualito a él.

Deylen no aguanto más, mantenía sus dientes bien apretados tratando de contenerse, pero aquellos dos lo hacían ver como una tarea muy difícil.

—Te equivocas —gruñó este por lo bajo.

Silah supo que podía indagar un poco más y divertirse con él antes de que llegara el verdadero mercenario.

—¿Ah si? Pero si hasta sujetas el cuchillo igual que él, ustedes con sus condenadas katanas se creen unos malditos ninjas —Silah no podía dejar de ver a Kayser en el rostro de Deylen y eso tanto la perturbaba como la extasiaba—. Apuesto lo que sea a que él te enseñó eso...

Deylen suspiró.

—Tienes una maldita obsesión con Kayser —sus ojos se alzaron y la vieron con arrogancia—. ¿Es porque se acostó contigo y a la mañana siguiente desapareció? No te lo tomes personal, lo hace con todas las mujeres que se le tiran encima... y supongo que con ancianas como tú no se molestaría por un segundo round.

𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐈𝐀 𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora