Arde Devon, otra vez

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Ruby despertó de a poco, gracias a las voces de sus pokemon que conversaban animadamente durante el desayuno.

Se sentó a medida que recobraba la consciencia. Como siempre, la primera en notarlo fue Brainy, la cual se giró y corrió a saludarlo.

—¡Ruby! ¡Buenos días!— exclamó, con semillas entre sus dientes.

El muchacho la tomó de la cintura y la saludó con un cálido abrazo, mientras el resto de sus pokemon se giraban para darle los buenos días.

—Hasta que te dignaste a despertar— le reclamó Fiercy.

Ruby posó la mirada en cada uno de sus amigos, con lo que pronto reparó en la presencia de alguien de más. Detrás de Smoky, junto a Birdy, una muchacha de cara angelical y ropa de lujo lo miraba tan expectante como sus pokemon.

El muchacho dejó a Brainy en el suelo y tensó todo su cuerpo, listo para recibir cualquier ataque. Los demás notaron esto, y se apresuraron a explicarle qué ocurría.

—¡No, no es lo que parece!— le aseguró Smoky— Ella no quiere pelear con nadie.

Ruby, un poco desconcertado por tales palabras, bajó ligeramente su guardia.

—Disculpa lo de ayer— le espetó la muchacha, parándose— En verdad fue un malentendido. Supongo que debí haber reconocido tu rostro antes de dormirte.

—¿Ayer?— se extrañó él— ¿Cuánto tiempo estuve dormido?

—Toda la tarde y la noche— recordó Kitten.

—Y Brainy aprovechó para acostarse contigo— apuntó Cloudy.

—¡Cloudy!— le reclamó Brainy, sonrojada.

—Todos nos acostamos contigo, por supuesto— indicó Smoky— Como todas las noches.

—No contaba con eso...— Ruby meditó un poco, intentando calcular cuánto tiempo habían estado expuestos.

—En verdad fue un efecto del Canto que ocupé en ti. Disculpa de nuevo— intervino la chica.

Entonces todos se fijaron en ella.

—Es verdad, aún no te he preguntado tu nombre— recordó Ruby.

—Soy Robin. Es un gusto conocerte, señor Ruby el pirómano.

Robin le tendió la mano, la cual Ruby estrechó un poco desconcertado por la forma en que ella pronunciaba su nombre. Parecía contenta de encontrarlo. Se fijó en sus manos, pero no vio ningún anillo. Eso le extrañó más.

—Fue una fortuna que te haya encontrado justo aquí.

—Espera ¿Cómo lograste hacer todo eso del kung fu de ayer? ¿Y cómo es que ahora te llevas bien con mis niños?

—¿Les dices "mis niños" a tus pokemon? ¡Awww...!— le revolvió la cabeza, como felicitando a un niño chico— ¡Qué tierno!

—Después de que te durmiera, Robin me explicó todo— aclaró Brainy— Se sintió amenazada por alguien— miró despectivamente a Fiercy— y por eso intentó defenderse. Eso es todo.

Ruby miró un poco desconfiado a Robin.

—¿Sucede algo?— inquirió ella, sonriente.

—Es que... se me hace muy raro que una niña como tú se sienta tan cómoda frente a un terrorista como yo.

—¡¿Qué?!— saltó Robin— ¡No soy una niña!

Se cruzó de brazos, ofendida.

—Jo. Por un momento creí que el famoso Ruby podría ayudarme, pero veo que lo de "pirómano" es solo de nombre.

Esclavos de HoennDonde viven las historias. Descúbrelo ahora