19

621 42 4
                                        

Vamos a rezar por su alma

Jen Jones
De nuevo en nuestra gloriosa institución educativa...

Golpeé el casillero con todas las fuerzas que me permitieron mis flácidos brazos y solté un grito frustrado desde el fondo de mí alma. Definitivamente no estaba de humor para entrar a clases, la noche anterior Tony había estado enloquecido, solo gritaba al viento mientras hacía ademanes.

—¡Ese idiota se la pasa sobre ti! No entiendo que le pasa por la cabeza al imbécil.

—¡Cielos, Tony, es sólo un amigo!

—¡Pues deberías hacérselo saber a él, porqué parece que no está enterado!

De recordarlo me dan ganas de... ¡Agh!

Golpeé el casillero de nuevo. Todo era tan raro y frustrante. No lograba entender por qué le molestaba tanto si Reggie y el equipo eran aún más pegajosos conmigo. Con ellos nunca se había molestado.

—No soy un genio pero creo que así no se habré un casillero.

Fruncí el ceño al escuchar al pelinegro.

—¿Ralph?

—El mismo, no firmo autógrafos.

No me había dado cuenta de lo mucho que había extrañado ese tono sarcástico y serio hasta que lo escuché de nuevo.

—¿Qué haces aquí?

—No te ví irte de la carrera ayer, sólo quería ver qué estuvieras bien y ya veo que lo estás...—hizo una pausa al tiempo que se recargaba en el casillero de a lado—, bueno, dentro de lo que cabe ¿Por qué estás tan enfurecida?

—Tuve problemas con Tony —respondí entre dientes desviando la mirada.

—¿Tu novio? —asentí—. ¿Te hizo algo? ¿Te insultó?

—¿Eh? No —él me miró unos segundos en silencio como si quisiera escudriñar la verdad con los ojos.

—Te juro que si te tocó un sólo cabello lo voy a matar —su tono era más exigente que preocupado—. Confiesa ¿Qué te hizo?

—Claro que no, Ralph. Él nunca haría eso.

—Entonces dime lo que pasó.

—Él sólo... No lo sé, está enojado —me crucé de brazos—. Está molesto porque dice que Sweet Pea siempre está sobre mí.

—Está celoso —soltó con naturalidad.

—No lo entiendo ¿Por qué lo estaría? Nunca había estado así hasta que se cruzó con Sweet Pea.

Él me miró como si hubiera dicho que aún creía en Santa Claus. Era esa típica mirada de: ¿Es en serio?

—Para ser tan inteligente eres bastante idiota.

—¡Oye!

—Te lo voy a explicar con manzanas —me molestó que me hablara así pero puse atención—. Hay una chica linda, dulce y bastante aunque fastidiosa tú la quieres y eres su novio. Todo es felicidad, arcoiris y esa mierda empalagosa, pero de repente ¡Pum! Un chico la mira y se declara su fiel servidor, porque Sweet Pea no se la pasa merodeando chicas ni abrazando a cualquiera como tus amigos del Norte, solo le interesa una. Y para colmo a ella le agrada, entonces llega el miedo de que la linda y algo atarantada chica caiga en las redes del sureño, y ese miedo se transforma en enojo para alguien con poca materia gris ¿Entiendes? —explicó como si frente a él estuviera una niña de kinder.

Storm Blue || RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora