Capítulo 19

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Miro hacía el pasillo por décima vez en media hora.

—Será mejor que vayas a ver qué le pasa —me dice Jake refregando sus ojos, está apunto de dormirse como Isaac.

Kayla lleva en el baño media hora y no ha salido. ¿Estará bien?

Jake me da un zape y me quejo, poniéndome de pie y tocar la puerta del baño.

—¿Quien? —pregunta alzando la voz para que se escuche.

—¿Estás bien? —pregunto algo avergonzado. Creo que siento que ha rodado los ojos, eso me hace sonreír— Llevas mucho tiempo allí.

—Pues... —se toma su tiempo para hablar— .Tengo una emergencia.

—¿Qué ocurre? —pregunto alarmado.

—Una emergencia de chicas.

—¿Eh? —arrugo las cejas con confusión.

—¡Qué mi periodo ha llegado, Aspen! —me sobresalto cuando grita y me rasco la nuca.

—¡Ah! —me golpeo la frente con una mano, cerrando los ojos— .¿Y por qué no sales?

—No tengo toallitas ni tampones.

Hago un mohín y me quedo un rato callado. Podría haber pasado algo más grave.

—Espera aquí —le digo.

—Ni que pudiera irme —oigo que dice antes de volver a la sala.

—¿Cómo está? —Jake me pregunta con los ojos cerrados.

—Bien, solo tiene su periodo —busco mis llaves y abro la puerta principal— .Ahora vuelvo, iré a la tienda.

¿Una tienda abierta a media noche? Si seré idiota. Recorro las calles de Londres y no hay ni un alma por aquí. Decido volver a la residencia, pero... no quiero caer con las manos vacías.

Busco mi auto y conduzco hasta la casa de mis padres. Recuerdo que mamá siempre tiene muchos paquetes de eso que usan las chicas cuando están menstruando.

La casa de mis padres es como cualquier mansión. Enorme pero a la vez pequeña. Mi padre es abogado y mi madre terapeuta, ambos son los mejores en sus campos y ganan demasiado bien. La casa está alejada de todo. Se alejaron cuando... cuando murió mi hermano.

También se alejaron de mis abuelos, hace mucho que no los veo y los extraño.

Mi familia se dividió y yo decidí concentrarme en mis estudios. Mente ocupada no tiene tiempo de pensar.

Cuando llego a casa busco en el baño de mi madre esas cosas. Hay dos tipos diferentes.

Arrugo las cejas y me siento en el suelo mientras miro los paquetes.

—Toallitas nocturnas, treinta centímetros —leo el paquete violeta y luego el verde que parecen ser normales, y supuestamente tienen vitamina E. ¿Habrá mucha diferencia?

Leo un paquete de ¿tampones? Me sorprendo con el tamaño y me quedo mirando esas tres cosas con duda.

Decido agarrar los tres y unas bragas nuevas qué todavía están en su empaquetado.

Tardé una hora en hacer todo. Cuando vuelvo al piso, Jake ya se ha dormido y Kayla sigue en el baño. Sonrío divertido al pensar que debe tener el inodoro marcado en la piel.

—Abre —le digo y no dice nada, guarda silencio unos segundos antes de abrir un poquito la puerta. Paso mi mano con la bolsa de plástico y evito mirar de más hacia el interior del baño.

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