Capítulo 27

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—No confío en ella, Diana —me insiste de nuevo Aspen.

Sigo guardando algunas prendas en mi maleta, ignorándolo. Desde el miércoles que le hablé sobre lo de Katy me dice que no tiene un buen presentimiento y quiere que no vaya con ella a Italia. Aspen se interpone entre el armario y yo y pongo las manos en mi cintura.

—Aspen, iré a ese viaje. No puedes detenerme.

Me toma por los hombros y me mira con los ojos bien abiertos —Entiende, nada bueno saldrá de esto.

—No me pasará nada —quito sus manos— .Es mi tía, no me hará nada. Además, hay muchas cosas confusas, necesito saber qué es lo que sucede.

—¿No podré detenerte? —entrecierro los ojos con una sonrisa y él rueda los suyos— .Por supuesto que no.

—Nadie puede, Niño Bonito.

—Pero prometeme que hablaremos todos los días, ¿Sí?

Río y niego con la cabeza, divertida —Solo me iré dos días.

—¡Pues por eso! ¡Son muchos días!

—Deja de comportarte como un caprichoso —le digo y nos sentamos en la cama— .Porque no lo eres.

—¿Y tu que sabes? —arqueo una ceja— Te la pasas fuera, con otras personas.

—Eres un idiota.

—Un idiota que te aprecia y te cuida.

Y no sé por qué, pero siento que sus palabras no son lo que quería oír.


Katy me recibe con la misma sonrisa agradable que hace casi una semana. Hoy usa un vestido negro, tiene mangas largas y le llega por debajo de la rodilla, no tiene escote, y su cabello lo tiene suelto y detrás de sus hombros. A su lado está Nick, vistiendo del mismo color que ella pero más relajado.

Trato de devolverles la sonrisa.

Estamos en el aeropuerto, en una parte privada y que parece ser solo para ellos. Nosotros. Los Smith's.

—Espero que no te moleste que haya traído a Nick —entrelaza su brazo con el mencionado, que tensa la mandíbula y se esfuerza por seguir sonriendo.

—Para nada.

—Bien —sonríe de oreja a oreja y comenzamos a caminar hacía el jet privado.

Nunca antes había estado en un jet privado. Tiene pocos asientos, dos sofás grandes y al fondo hay tres puertas. Katy y Nick se sientan en los sofás y yo en un asiento, uno que está frente al sofá donde están ellos.

El jet despega y el silencio se vuelve incómodo a los cinco segundos.

—¿Cómo están Miley y Ben? —pregunto rompiendo el silencio. A parte, de que no he oído de ellos estos días.

—Siendo caprichosos —ella le da una mala mirada a su esposo por el comentario y Nick bufa— .¿Qué? ¿Me vas a decir lo contrario?

—Nick, ellos solo están heridos —lo mira a los ojos, afligida— .Oyeron lo que dijiste en el almuerzo, les afectó.

—Veremos cuánto les afecta con ropa y accesorios nuevos —Katy niega con la cabeza, en notable desacuerdo con él.

Por amor a la Atenea, creo que me he equivocado con la pregunta.

Las próximas tres horas las pasamos lo más incómodos posible. Katy trató de ser cortés y amable, pero siempre Nick terminaba haciendo un comentario fuera de lugar.

Aterrizamos en Grecia y nos alojamos en una propiedad directa de Katy. Es una casa bastante linda, acogedora y pequeña, no se parece a los lujos que se darían los Smith's. Esperaba una casa de tres pisos, tal vez. En un barrio privado. Mis expectativas son demasiado altas.

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