Me fui del campus y falté al resto de las clases Genial, primer día y ya la cagué.
Estuve en varias tiendas y salí con muchas bolsas de cada una en la que estuve; faldas y minifaldas, tops con escote y sin escote, vestidos ajustados y cortos de fiesta de colores neutros, y vestidos de colores pasteles y el tipo de vestido delicados. Compré zapatos, tacones, botas, de todo un poco. Fui a una peluquería y me cortaron el cabello, ahora lo tengo por debajo de los senos, y me hicieron un par de hebras rubias. Todo lo pagué con el cheque que me dio mi madre; ya había pagado la universidad y tenía dinero de sobra.
Llevo caminando poco más de tres horas. Mis piernas, pies y brazos están agotados. No sé dónde estoy, es una parte de la ciudad que hasta ahora no había visto, hasta ahora. Las calles son de piedra y las casas son antiguas. No hay ni un sólo edificio ni una tienda. Parece una zona bastante tranquila.
Mi móvil suena indicando que llegó un mensaje. Detengo mis pasos y lo veo. Es Aspen.
¿Se puede saber dónde estás?
En la calle.
Ja Ja Ja muy graciosa.
¿Por qué desapareciste?
No seas dramático.
Sólo estoy conociendo mi
Nueva ciudad.
Acuérdate que
anochece temprano aquí.
Avisa si pasa algo.
Retomo mi caminata y luego de media hora veo una tienda, no lo pienso dos veces y entro. Necesito descansar.
Al ver el lugar me quedo boquiabierta. Giro sobre mi propio eje viendo mejor todo; es una tienda de libros o biblioteca mucho más grande de lo que se ve por afuera. Es demasiado grande, los estantes con libros llegan hasta el techo y hay demasiadas hileras de estantes. Hay poca iluminación pero todo se puede ver perfectamente.
No puedo moverme de lo maravillada que estoy. Es... es... ni siquiera tengo palabras para describir este lugar. Es magnífico, nunca antes vi una librería de este tamaño y mucho menos con esta cantidad de libros. Definitivamente es mi meta.
—¿La puedo ayudar con algo, señorita? —me sobresalto al escuchar la voz de un anciano, me sonríe y me fijo en sus ojos, se me hace familiar.
—¡Hola! —chillo emocionada— .Lo siento, no sabía que era una librería, es el primer lugar abierto que veo en una hora y necesitaba descansar.
—Pues pasa, no te quedes allí —me anima con una sonrisa— .Del otro lado hay una mini cafetería.
Parece emocionado con tenerme aquí y me causa ternura. Me hace una seña para que lo siga y me guía al final de la tienda. Los libros dejan de aparecer y cinco mesas con sillas aparecen, también hay un mostrador con varios postres, una nevera con botellas de agua y una cafetera.
Una mujer anciana aparece con una gran sonrisa, se nota que es de la misma edad que el hombre.
—¡Hola, linda! —saluda.
—Hola —saludo también, tímida.
—Soy Kabila, mucho gusto —me extiende una mano y la acepto—. Él es mi esposo John.
—Soy Kayla.
—¿Qué se te ofrece comer? —pregunta John desde el mostrador.
—Oh, sólo quiero agua y descansar un rato. No quiero molestaros.
Se miran entre sí, sonriendo de oreja a oreja, y me miran a mí.
—No molestas, linda —dice Kabila— .Tú siéntate y deja esas bolsas a un lado. Ya vengo —se marcha y obedezco. Me siento y acomodo las bolsas en el suelo, a mi izquierda. Suelto un suspiro de alivio y le mando un mensaje a Aspen.
No sé a qué hora llegaré.
No se preocupen.
¿Dónde estás?
Haciendo compras.
No tardes.
No le contesto. Kabila llega con una bandeja, se sienta frente a mí con John y coloca la bandeja en la mesa. Hay un café y un vaso de agua con una porción de pastel de chocolate. Mi estómago ruge, recordando que no he comido en horas.
—Come, linda.
—Muchas gracias —asiente y pruebo el primer bocado del pastel. Cierro los ojos disfrutando de este maravilloso sabor— .Está delicioso, ¿Lo hizo usted?
—Puedes tutearme, querida —dice Kabila— . Y si, lo hice yo.
—Está fantástica —ambos ríen y yo me enfoco en terminar esta maravilla— .Este lugar me encanta, es muy hermoso y nunca vi algo similar.
—Lo sabemos, es un lugar especial. Siempre quisimos una tienda así y que los jóvenes disfruten la literatura y se enamoren de ella tanto como nosotros en una época —me responde John y sujeta una mano de su esposa, mirándola con amor y completamente enamorado.
—Yo estudio literatura inglesa y déjenme volver a repetirlo; este lugar es único.
—¿Estudias literatura inglesa? —asiento— Nuestro nieto igual, pero hace mucho no nos visita.
—Con todo respeto a su nieto, es medio capullo, si tuviera unos abuelos como ustedes los visitaría todos los días.
Los tres reímos.
—Gracias niña, pero nuestra historia es complicada.
Asiento.
—¿No hay nadie más aquí? —trato de cambiar de tema ya que parece que les entristece el otro.
—No, está zona está un poco alejada del centro y casi nadie viene. Me alegra que una persona como tú sea la primera en tanto tiempo. —comenta Kabila con tristeza y emoción a la vez.
—¿Hace mucho que la tienen? —pregunto.
—Décadas, tal vez.
—¿No pensaron en vender?
—No seríamos capaces. Verás, hace años está era una librería pequeña pero hermosa. Cuándo éramos adolescentes veníamos todo el tiempo por libros y un día conocí a John. Fue y es muy bonita nuestra historia... aún con nuestros altibajos.
—Es el lugar dónde se conocieron y se enamoraron, lo entiendo. Se nota que son una muy buena pareja.
—El uno del otro es el amor de su vida.
Sonrío de manera sincera. Son una pareja adorable. No puedo evitar pensar si algún día llegaré a tener lo que ellos tienen; alguien que me ame tanto como Kabila a John y viceversa.
Hablamos por horas y también cenamos juntos. Me tendría que ir pero no quiero, son tan buenas personas que me encariñé.
—Me tengo que ir, mis compañeros de piso deben estar preocupados —digo con una sonrisa triste.
—Claro, querida, vuelve cuando quieras.
—¡Por supuesto! Y me llevaré un libro o más —ambos sueltan una carcajada y me pongo de pie— ¿Me podrían dar la dirección? Hoy llegué de casualidad...
—Sí —John escribe en una servilleta de papel y me la extiende, la guardo en mi bolso.
—Gracias por todo.
—No tienes que agradecer, sólo vuelve —pide Kabila, asiento con una sonrisa y me despido de ambos con un beso en la mejilla y un abrazo. Tal vez me estoy tomando demasiada confianza con ellos, ¿pero qué importa?
Cuando salgo de la tienda pido un Uber que me lleve a la residencia y me preparo mentalmente para la bronca que me darán los chicos.
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Solo Él
Novela JuvenilKayla debe sobrevivir a Londres, donde los secretos comienzan a salir a luz luego de su llegada. Secretos no es lo único que ella descubre, también descubre el significado del amor, la amistad y la traición. ¿Ella está preparada para todo lo que s...