Capítulo 7

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Un fuerte dolor de cabeza me despierta, ¿Qué pasó? Ah, sí. Me embriague. ¿Era necesario? Por supuesto. ¿Era la primera vez que estaba ebria? No. ¿Me ayudó de algo hacerlo? No, pero se me olvidaron de mis problemas durante unas horas y eso me basta.

Observo mi alrededor; estoy en el piso de los chicos, en la habitación de Aspen. ¿Cómo llegué aquí?. No veo a Aspen por ningún lado y me pongo de pie pero un fuerte mareo hace que me vuelva a sentar en la cama.

Un sexy inglés entra recién bañado y con una toalla atada a la cintura, dejando ver su torso desnudo y bien definido. Lo recorro con la mirada sin avergonzarme. No es el chico que tiene todo el abdomen bien definido, es delgado pero no demasiado. «Dios mío, qué belleza» Voy bajando y se le marca V, más o menos. Prefiero desviar la vista, no quiero seguir bajando la vista.

Mentirosa, te mueres por verlo.

Que no.

Trago grueso y llevo mi vista a sus ojos, me mira con diversión. Siento mis mejillas calentarse y desvío mi vista hacia cualquier cosa en la habitación que no sea él.

—¿Dormiste bien? —pregunta, con una sonrisa.

—Supongo... ¿Cómo llegué aquí?

—Los salvé de tener un accidente automovilístico.

—Oh —una punzada en la cabeza me hace cerrar los ojos con fuerza y llevo mi mano izquierda a esta— . No volveré a tomar.

Al abrir los ojos, Aspen sostiene en su mano izquierda un vaso de agua y en la derecha una pastilla.

—Es una aspirina, tomártelo —me la entrega y la acepto, me pasa el agua que la bebo toda, dejando el vaso vacío— .No vuelvas a tomar alcohol —arqueo una ceja— .Mezclar la penicilina con el alcohol tiene efectos secundarios, dolor de estómago, mareos y puedes sentirte cansada.

—¿Cómo lo sabes?

—Investigué —se encoge de hombros— .¿Acaso hoy no es tu primer día en la universidad? —arquea una ceja.

—¡Mierda, si! ¿Qué hora es? —mira el reloj que tiene en la muñeca y me vuelve a mirar.

—Siete treinta. La primera clase es a las nueve —se acerca a su armario y saca unas prendas. Me mira con una ceja arqueada— .Si te quieres quedar a ver...

—Me voy a duchar —me pongo de pie rápidamente y me voy al baño.

Una hora después estoy lista. Escojo un vaquero con roturas, tiro bajo, con una camiseta corta negra, que deja ver un poco mi piel entre mi vientre y el ombligo. Busco una cazadora negra, guardo lo que necesito en mi bolso y salgo con mis lentes de sol en la mano.

En la cocina, los chicos ya están vestidos y desayunando. Isaac y Jake no tienen tan mala cara pero sus actitudes son de muertos vivientes. Los primeros están sentados en la barra desayunadora y Aspen prepara café, tomo asiento enfrente de ellos y Aspen deposita un plato con tostadas y una taza de café. Asiento con la cabeza, agradeciendo.

—¿Acaso no tienes resaca? —me pregunta Jake.

—No hay nada que aspirinas, café y maquillaje no puedan arreglar.

Le sonrío pero no me devuelve el gesto. Ahora mi sonrisa es de burla.

—Bebiste más que nosotros y no te dio un coma etílico, que envidia —susurra Isaac y suelto una pequeña carcajada.

Desayunamos en silencio hasta que es la hora de irnos. Nos vamos los cuatro juntos ya que al lado del edificio de literatura está el de medicina, donde va Isaac, y al lado del de medicina está el de psicología, donde va Jake.

Solo ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora