Capítulo 21

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Una vez que nos subimos a su auto y salimos de esa mansión, siento que puedo volver a respirar. Suelto el aire con fuerza y mi vista se pierde en el camino.

—¿Qué te parecieron? —pregunta de la nada y volteo a verlo. Hago un mohín.

—No es lo que esperaba —y era cierto, pero la verdad es que no sé qué es lo que esperaba.

—¿Y qué esperabas?

—No lo sé... Creo que a una familia más unida —mi cara se calienta de lo idiota que suena eso.

—¿Qué opinas de ellos?

Suspiro y una sonrisa se me escapa al pensar en uno de mis tíos —Dylan me ha caído bastante bien, se nota que es el típico tío gracioso y sin hijos.

—Ajá... —me mira de reojo— Hasta ya te puso un apodo.

—Por lo visto, sí.

Es ist ein Spitzname neugierig —abro los ojos como plato al oírlo hablar en alemán y desvío la vista, y si mi cara estaba sonrojada antes ahora lo estoy aún más.

'Es un apodo curioso'

—¿Entendiste cuando... cuando le dije que vivía con... bueno, con ustedes? —trato de que mi voz salga normal, obviamente fallo y tartamudeo.

—Sí.

—No fue mi intención decirlo de esa manera —le digo rápidamente.

—¿De qué manera hablas? —inquiere, divertido.

—Bueno, no lo sé, como si me los estuviera tirando.

Bajo la vista a mi regazo y comienzo a jugar con mis dedos nerviosa. ¿Por qué estoy nerviosa?

Porque te gusta.

Ridículo. Eso no puede ser. O ¿Si?

Tu sabrás.

¿Tú lo sabes?

Cariño, sé muchas cosas que tú no.

Eres mi conciencia, si tu sabes yo sé.

Cállate y habla con él.

Ruedo los ojos por mis pensamientos y lo miro de reojo.

—Tranquila, Diana —me da una sonrisa de lado, engreída— .Yo sé que no es así.

Alzo una ceja y lo miro directamente.

—¿Cómo sabes que no? —cuestiono.

Él también alza una ceja y me mira un breve segundo antes de volver su vista a la carretera.

—¿Lo haces?

—Tal vez sí, tal vez no —me encojo de hombros.

—¿Y a quién te tirarías? ¿A Jake? —pregunta con burla y ahora tengo ganas de que borre esa sonrisita. Pero ¿quién se cree que es?

—Tal vez sí, tal vez no, tal vez me lo tiro cuando te largas con Isaac. Ustedes tardan horas —alargo la O y hago un gesto con la mano— en volver y en esas horas se pueden hacer muchas cosas.

No debería estar diciendo eso, no debería jugar con esas palabras luego de lo que me sucedió. Pero no puedo evitarlo, Aspen puede sacar lo peor como lo mejor de mí.

Aunque mi objetivo fue logrado; ha borrado su sonrisa y tiene el ceño fruncido. Me gustaría saber lo que pasa dentro de su cabeza ahora mismo. ¿Estará furioso? ¿Celoso?

No debería importarte, me reprende mi conciencia.

—¿Y lo haces? —su voz sale tensa.

—¿Qué cosa? —me hago la desentendida.

Solo ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora