Capítulo 38

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Los días pasan volando, un día estoy recibiendo a mamá en la casa de Los Brown y ahora estoy en el aeropuerto para recibir a los ingleses y al neoyorquino.

Hay tantas personas que no puedo ver más allá de mi altura, gruño por eso.

—Tranquila, ya deben estar por llegar —Aspen me abraza por la espalda y yo niego, preocupada.

—Se supone que su vuelo llegaría hace veinticinco minutos —muerdo mi labio con fuerza, temiendo lo peor— .¿Y si les sucedió algo?

—Hablé con Jake hace diez minutos, Diana. Están bien.

Me paro en puntitas de pie y ahora sí puedo ver a mis chicos. Me deshago del agarre de Aspen y corro hacía ellos, quienes detienen su andar y Jake es el primero en recibirme con los brazos abiertos. Me toma en el aire y yo lo abrazo con todas mis fuerzas.

—Hay cosas que tenemos que hablar, nena —río y asiento. Me da un beso en la frente y me baja.

Le sonrío abiertamente a Isaac mientras voy a abrazarlo, quien debo decir, me abraza con más fuerza que yo.

—Me contarás el chisme más tarde.

—Nunca cambiarás —le digo en su oído mientras río nuevamente.

Nos soltamos y voy a Tripp, que no es menos importante por ser el último.

—Estoy feliz por tí, Mocosa.

—Gracias, Caramelo.

—¿Sabes? Ese apodo parece de gato —suelto una carcajada.

—Te extrañé.

—Y yo a tí.

—Vaya —la voz de Aspen me hace rodar los ojos— .Parecen que se extrañaron mucho.

Los cuatro reímos, excepto el rubio, y me separo de Tripp.

—Por supuesto que sí —respondo entrecerrando los ojos en su dirección— .¡Se fueron una semana y media!

—No te pongas celoso, Aspen —Jake lo molesta y se mueve al lado de Tripp. Todos tenemos una sonrisa divertida en el rostro que no podemos quitar— .Tuviste a Kayla casi dos semanas para ti solo, ¿Qué hay de nosotros?

—Todos vivimos en el mismo piso —mira a Tripp y sonríe de lado— .Bueno, tú no, pero ya pasas demasiado tiempo con ella.

Caramelo no se ofende, todo lo contrario, se divierte. Debe estar acostumbrado a esos comentarios de Aspen.

—Vamos, hay cosas que contarles.

—Claro —Jake me pasa un brazo por los hombros y caminamos todos juntos a la salida del aeropuerto.

Cuando llegamos al piso, los pongo al tanto de lo que ha sucedido estos días. En especial sobre Aspen, que parece ser el único tema que los atrapa demasiado. Aparte de lo de mi mamá, claro.

Las horas pasan y Tripp se va en la noche, Isaac quiere ir a ver a sus padres, Aspen va a darse una ducha y yo me quedo con Jake, quien me sonríe.

Nos movemos a la cocina y nos sirvo un poco de jugo.

—Sabía que iba a ocurrir algo entre ustedes —dice luego de un rato de silencio.

—Al principio le dijiste ''perro'' en celo —recuerdo cuando los espie.

—Le dije ''perro'' en varias ocasiones —reímos— .Aunque en un momento llegué a pensar que se matarían.

—Aún hay veces que quiero matarlo —bromeo y niega con la cabeza, divertido.

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