Solo Él

Capítulo 34

Mi móvil suena y me remuevo en la cama, dándole la espalda al móvil. Sus brazos cálidos me abrigan y me acurruco aún más. Mi móvil vuelve a sonar y gruño, buscándolo. Contesto la llamada sin molestarme en quitar los cabellos de mi rostro.

—Más vale que sea importante porque estaba teniendo un sueño muy agradable con Nick Bateman.

—Entiendo tu mal humor —la voz de Dylan me hace incorporarme enseguida— ,si yo estaría soñando con ese bombón y me interrumpiera también me pondría de ese modo.

—Onkel —Aspen despierta y me acaricia la espalda— .¿Alguna noticia?

—No llamaría a está hora si no fuera así —despego el móvil de mi oreja y veo que son las cuatro y media de la mañana, hago una mueca absurda y vuelvo a poner el móvil en mi oreja— .Hice lo que me pediste.

—¿De veras? —pregunto ilusionada y con las esperanzas por las nubes.

—Me decepciona que pienses que no —oigo su risa y yo sonrío abiertamente— .Espero que mis "gracias" sean muchos conos de helado.

—Te compraré una heladería si quieres —bromeo.

—Eso suena exquisito, gracias. Siento llamarte a esta hora, pero creí que necesitabas saber con urgencia que Cameron ya está en un avión camino a Atlanta.

—Y así es —sonrío y mi espalda choca con el colchón. Aspen me mira curioso— .Muchísimas gracias, Onkel.

—Todo por tí, Kleiner Gewinner —cuelga la llamada y suelto una carcajada bajita. Un problema menos, pienso.

Ayer cuando estuve con Dylan en el parque, le pregunté si él podría sacar a Cameron del país, me dijo que no dudara de él. Y lo hizo, mandó a Cameron a Atlanta y fuera de mi vida nuevamente.

—¿Qué sucedió? —pregunta un Aspen casi dormido a mi lado. Me pongo de lado para ver su rostro y se ve que mi sonrisa se le contagia— Debe ser algo muy bueno.

—Demasiado —asiento con la cabeza— .Era Dylan, me ha dicho que Cameron se ha ido de Londres.

Abre los ojos con sorpresa y apoya la cabeza en la almohada, suspirando —Eso es jodidamente genial, porque lo que le hicieron Jake y Isaac no se compararía con lo que yo le haría...

—Aunque se ha ido —interrumpo volviendo a sus brazos— .Y ya no volverá, no debes preocuparte por eso.

—Eso debería decírtelo a tí, Diana —me besa la coronilla y entrelazo nuestras piernas.

—Pero yo estoy bien, no me ha alterado su presencia aquí y no lo hará.

—Descansa, Diana.

—Buenas noches, Aspen.

Recorro su rostro con mi dedo índice, aunque lo detengo cuando mueve su nariz de forma graciosa y sonrío. Recorro el contorno de sus mejillas, el puente de su nariz, y... sus labios.

Ayer luego de encerrarme en la habitación unas horas, vino Aspen y estuvimos hablando un rato, incómodamente pero al fin y al cabo es Aspen y quiso dormir conmigo, no pude negarme.

Porque... que sienta algo por él no significa que las cosas tengan que cambiar entre nosotros, ¿No? Todo puede seguir maravillosamente normal.

Detengo mis movimientos cuando abre los ojos y me observa, aún adormilado, con una sonrisa perezosa.

—Nunca me cansaré de ver tu rostro cuando despierto.