Capítulo 24

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Hasta ahora aprendí tres cosas de la vida; No vivas de apariencias ya que engañan, no vivas de mentiras ya que se descubren y no vivas por los demás, vive por ti.

También aprendí que hay que hacer todo lo mejor, honrar tus palabras, no suponer y no tomarse nada personal.

Todo en la vida es temporal; las emociones, los pensamientos, los materiales, las personas, los escenarios, los estatus, la riqueza...

La vida no es perfecta, ni eterna. Es todo lo contrario, y a veces duele, puede ser agotadora e hiriente. No es fácil ni mucho menos justa.

Todo lo aprendí a las malas. Y la vida me sigue dando lecciones, ¿Por qué diablos la vida no me deja en paz? ¿Qué tanto me odia? ¿Tanto quiere que sea fuerte? ¡Por qué no sé si lo soy!

—Kayla, cálmate.

Sigo dando vueltas alrededor del sofá y niego —No puedo, ¿Cómo quieres que lo haga cuando el lugar donde vivo está repleto de periodistas? ¿Acaso sabes lo que me costó salir de ese edificio?

—No, ¿Qué tal si te sientas y me cuentas? —pide Brenda con una agradable sonrisa.

La universidad ha sido un puto caos. Estaba a un pelo de no ir, pero tuve qué. Hubo tantas miradas y fotos que me fui antes de la hora del almuerzo, Aspen y los chicos quisieron subirme el ánimo de todas las maneras posibles y ni al caso, también estuvieron preocupados y llamaron a sus padres para poner más seguridad.

Ahora hay más de diez guardias por ahí y más de treinta reporteros en la puerta del edificio y revoloteando por la universidad.

Me fijo en Brenda y no había notado cuánto la extrañe hasta ahora. Obedezco y me siento en el sofá frente al suyo.

Me mira paciente y arrugo mis cejas. Ella arquea una ceja y yo hago un mohín, cruzándome de brazos.

—¿Cómo te hizo sentir conocer a tu familia? —suspiro ruidosamente y me acuesto en el sofá— .Estás muy inquieta —nota.

—¡Por supuesto que lo estoy! —no dice nada y me paso las manos por el rostro— Lo siento, no te quise gritar.

—Lo sé, estás pasando por mucho estrés en este momento y no te culpo, Kayla. Este es tu espacio, puedes gritar e insultar si quieres. O dibujar, como estés más cómoda.

—Yo solo quiero... que todo se resuelva —cierro los ojos.

—¿Cómo te hizo sentir conocer a tu familia? —repite la pregunta y abro los ojos.

—No lo sé, fue como... —me encojo de hombros porque no puedo describir mis sentimientos de aquel día.

—Dibujalo —me tiende unas hojas y muchos colores. Me incorporo y las sujeto, las apoyo en la mesa ratona del centro y me siento en el piso. Dibujo mientras ella habla— .¿Qué sucedió después del almuerzo?

—Aspen me llevó a un lugar —saco la lengua cuando agarro el verde y el gris— .Pasamos casi toda la tarde allí.

—¿Y cómo te hizo sentir eso?

—Feliz —sonrío al recordar— .Nos contamos muchas cosas y lo conocí mejor.

—¿Le dijiste sobre Cameron? —subo la vista y me le quedo viendo un momento antes de asentir. Sus cejas se alzan y vuelvo a mi dibujo— .Eso es un gran avance, Kayla.

—Supongo —me encojo de hombros y le extiendo mi dibujo.

No es la gran cosa y está muy chueco, pero supongo que se entiende lo que quiero transmitir. Hice a una chica y alrededor hay demasiadas personas, ella se abraza a sí misma y tiene una expresión de preocupación. La chica es completamente verde y los demás son grises.

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