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Mientras caminaba hacia su hogar, Sakura recordó aquel largo día.
Flash back
Ya se cumplían dos días desde que Sasuke estaba quedándose con ellos, Sakura no entendía bien la situación, Naruto sólo le había dicho que Sasuke se quedaría una semana, Haruno no se negó, aunque eso significara perder la comodidad del hogar, con el Uchiha en casa no podía estar todo el día en pijama ni salir de la habitación en paños menores.
—¿Tienes algo para el dolor de cabeza? —le preguntó Sasuke con su voz monótona de siempre.
Sakura quien estaba viendo televisión en la sala lo observó, ambos se vieron, ella estaba sentada en el sofá con una libreta en manos, veía un programa de cocina ya que intentaba aprender una receta para sorprender a Naruto.
—Si, en la cocina en el último cajón hay una caja de Ibuprofeno, tomate dos y acuéstate a descansar.
Sasuke se marchó a la dirección indicada y ella intento retomar la receta, pero no tenia caso ya había perdido el hilo y no sabía cómo prepararon la salsa principal, resignada se fue al jardín. Aun las amapolas y los girasoles no había floreado, la tierra seguía floja.
—Debería sembrar las semillas que me dio la madre de Ino. —murmuró pensativa.
Entró de nuevo a la casa y salió con el sobre de las semillas, pasó aproximadamente veinte minutos realizando esa tarea, era relajante para ella dedicarse al jardín, la idea de tener un jardín fue de Naruto, pero ahora quien más se dedicaba a esa tarea era ella. Estaba muy concentrada en eso cuando escucho un siseo y varias maldiciones, era la voz fría de Sasuke.
—¿Tanto le duele la cabeza? —se preguntó mirando hacia la casa.
Pensó que tal vez ser el poseedor del sharingan y sus derivados provocaban una migraña terrible, se lavó las manos en el chorro de la manguera y fue a ver como lo ayudaba. Entró a la casa y se encamino hacia el cuarto de huéspedes el cual futuramente ocuparía su primogénito, tocó la puerta.
—Sasuke-kun.
—¡Largo!. —gruñó él.
—¿Tu dolor de cabeza empeoro?.
Varios segundos de silencio y luego otro gruñido como respuesta del shinobi.
—Hpt... algo así.
—Voy a pasar. —Le advirtió Sakura con el fin de que si estaba en paños menores se vistiera.
—¡No te atrevas!. —rugió el Uchiha.
A Haruno le enojo su tono voz, no iba a permitir que el pelinegro gobernara en su casa, allí sólo mandaba ella y un poco Naruto, el rubio sabía lo que le convenía. La habitación aún no tenía seguro, Sakura abrió la puerta y Sasuke estaba sentado con una almohada sobre las piernas, se veía bastante sospechoso.
—Te dije que no pasaras. —murmuró apretando los dientes, afortunadamente estaba completamente vestido.
—Lo siento pero la casa es mía y entro donde quiera. —aclaró tranquilamente, el Uchiha sólo miró hacia una esquina de la habitación con expresión severa, tragándose su orgullo pues ella tenía razón.
Apenas dio dos pasos hacia él y Sasuke ladrón.
—¡Largo de aquí Sakura!, —exclamó alterado, apretaba la almohada con fuerza.
Sakura se preguntó si algún día se ganaría el respeto de Sasuke, si para eso debía ser tan fuerte como él, entonces eso nunca sucedería, tampoco era algo que le quitara el sueño. Después de que lo rechazara en la guerra, Sasuke no mostro resentimiento hacia ella, tampoco busco otra candidata para el puesto de madre de sus futuros hijos, el pelinegro se limito a saludarla cuando se veían y a seguir siendo Sasuke Uchiha el amigo más importante para Naruto.