Cap. 14: Negociaciones

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Nota: la imagen que tiene esta historia será real por qué con firme valla avanzando esta historia de existira shinachico arashi y hanabi fin de nota.

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El carcelero abrió la puerta y por ella entró un joven de pelo azul y dientes afilados, era uno de los portadores de las legendarias siete espadas y el protegido de la Mizukage. Yamato permaneció sentado, respondió al saludo del shinobi y espero a que este comenzara a persuadirlo para cambiar de decisión.

Chojuro se detuvo frente al capitán y ajustándose los lentes con el dedo índice dijo, —por más que lo pienso no entiendo como alguien puede no querer casarse con ella, es la mejor persona que existe.

Yamato no sabía sin estaban hablando de la misma persona.

Chojuro se sentó en el suelo y puso su espada de doble mango al lado de su pierna, la llamada Hiramekakei —esta es mi oportunidad, la he amado desde que la conozco.

El capitán se preguntó si el chico estaba hablando de la Mizukage o de la espada, pues lo dijo mirando el arma.

—Ella esta tan desesperada por mantener su puesto, que tal vez yo podría tener la oportunidad de casarme con ella.

Tras la sorpresa inicial el castaño se rascó la nunca incomodo y comentó.

—No sé qué decirte muchacho, realmente no la conozco bien.

—Me falta valor para ofrecerme como candidato.

Yamato no puedo evitar sentir pena por el chico, —no quiero desalentarte, pero aunque lo hagas no creo que ella te acepte.

El de pelo azul puso un gesto tristísimo —¿Por qué?

Yamato no estaba seguro de nada, pero las pocas veces que vio a la Mizugake interactuar con Chojuro siempre le recordó a una madre, pero decirle eso al muchacho sería muy fuerte para su autoestima.

—No creo que seas su tipo. —respondió quitándole importancia al asunto.

Chojuro cogió su espada y lo señaló con ella, —sé que mi sensei es algo maniática pero no creo que nos veamos mal juntos, ella siempre está pendiente de mí.

Yamato se fastidio, para él, el pobre chico había perdido el juicio.

El capitán se pasó una mano por la cabeza irritado y contestó—Oye muchacho, ¿qué es lo que quieres de mi?.

—Lady Mei le hará la vida imposible si se casa con ella, si se queda aquí hasta que pase la boda usted será libre para siempre.

El castaño parpadeó sorprendido, ¿sería posible que aquel muchacho se fuese encargado de espantar a todos los candidatos para ser esposos de la Mizukage?.

—¿Entiende lo que le digo? —insistió Chojuro.

Yamato se recostó nuevamente en la colchoneta maloliente, al principio le hacía gracia que el chico estuviera enamorado de la Mizukage, pero ahora le parecía ridículo tratar de convencerle de no casarse con ella, si era obvio que estaba allí encarcelado por haberse negado a hacerlo.

—Creo que deberías aprovechar ese valor que te ha traído aquí, aprovéchalo, ve, busca a la Mizukage y dile lo que sientes.

Lo dijo por mera diversión, pero Chojuro se puso de pie de un salto y llamó al carcelero, el espadachín se marchó y Yamato suspiró viendo el techo.

—Vaya chico, me gustaría ver la cara de la Mizukage cuando se lo diga.

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El amor apárese narusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora