.Kirigakure – oficina de la Mizukage.
Luego de tres horas de estar sentada leyendo informes ninjas y demás papeleo de la aldea Mei se levantó para estirar las piernas, había pasado los días festivos de diciembre trabajando casi sin parar, necesitaba mantener su mente ocupada para no pensar tonterías.
Decir que se sentía sola era poco, a veces se arrepentía de haber echado de su vida a Yamato, él era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo, pero lo había alejado por una buena causa, así que no debía lamentarse por eso.
En otros tiempos a ella no le hubiese importado retenerlo a su lado sin impórtale nada más, pero Mei había cambiado, incluso hasta había aprendido a perdonar, pero quizás había exagerado en dejar ir a su antiguo exnovio, a quien mantuvo en prisión por traidor.
Un acto noble que ahora le parecía una estupidez, esperaba no tener futuros problemas con ese imbécil.
—Mei-sama.
La voz de Chōjūrōla sacó de sus pensamientos, ni siquiera lo había escuchado cuando entró en su oficina. ¿Desde cuando se había vuelto tan descuidada?, no podía permitirse tal error.
—¿Que pasa?
—Está pensando en él, ¿verdad?
Ella parpadeó sin entender —¿en quién? —su voz sonó como un susurro.
El joven no se atrevió a decirlo, pero pronto Mei entendió a quien se refería y lo miró con expresión seria, el ninja no dijo nada, sabia que no era de su incumbencia, pero le entristecía ver como la mujer que siempre sonreía ya no lo hacia, también le preocupaba que se pasara todo el tiempo trabajando hasta bien entrada la noche.
Y era que Mei no sabia que hacer con su tiempo libre, no le gustaba quedarse sola con sus pensamientos.
—¿Porque estas en mi oficina? —le preguntó mirándolo fijamente.
—Vine a decirle que pronto las pruebas de combate de los novatos están por realizarse, a ellos le gustaría contar con su presencia.
—Ahí estaré.
El peliazul caminó hacia la puerta, pero antes de irse se giró para verla.
—Mei-sama... sé que no es de mi incumbencia, ¿pero... cuando regresará el capitán Yamato?
Tres segundos de silencio y Mei parecía sorprendida por su pregunta, es que nadie se había atrevido a mencionar al castaño frente a ella. Y estaba bien que así fuese, su vida privada no tenia que importarle a nadie más que a ella.
Frunció el ceño y tomó una carpeta entre sus manos, ni siquiera lo miró, de pronto se encontraba de malhumor.
—No regresará, me he divorciado. Ahora por favor retírate, debo seguir trabajando. —respondió con frialdad.
El chico salió de la oficina cerrando la puerta suavemente, no podía creer lo que la Mizukage acababa de decirle, "se divorció", jamás esperó esa respuesta.
Hace un año atrás él se hubiera alegrado con esa noticia, pero ya no, ya había superado su enamoramiento por su maestra y el capitán era un buen hombre que se notaba respetaba y quería a Mei-sama, los años que estuvieron juntos la Mizukage parecía otra persona, más relajada, en ocasiones hasta parecía feliz.
El peliazul casi necesitaría terapia psicológica para superar que esos dos ya no estarían juntos, nunca más.
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Hospital Konohagakure - oficina de Sakura.
—Sólo un beso y me iré.
La médico ninja suspiró y se levantó, no entendía porque Naruto había venido a su oficina personalmente en vez de enviar al mensajero, no era que no le gustara verlo allí, sino que tenía la sospecha de que había venido con la intención de sorprenderla con Sasuke.