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A la mañana siguiente...
Karin llevaba más de cinco minutos observando a Naruto remover el ramen de un extremo al otro en el tazón, eso no cuadraba para nada con el apuro del rubio de hace un momento por ir a comprar el dichoso ramen. Naruto había inventado ese pretexto de ir a comprar el ramen para no tener que hablar con la pelirroja.
No se quedo a comer en el Ichiraku porque no tenía ánimos de socializar, de hecho no quería ver a nadie, tampoco que le hablaran, regresó a su antiguo departamento pensando que Karin se habría ido a trabajar, pero para su mala suerte la pelirroja estaba en su día libre.
—¿Qué paso entre tú y Sakura? —preguntó con curiosidad.
Naruto no permitiría que nadie se burlara de él, ni que la reputación de Sakura se ensuciara con chismes de mal gusto sobre ella y Sasuke. Estaba decidido a guardarse todos sus sentimientos, así lo estuvieran consumiendo por dentro, no diría nada referente a eso.
—Nada, una tontería. —respondió tratando de quitarle importancia al asunto.
Karin le miró con incredulidad, —¿y te fuiste de la casa por una tontería?, —preguntó tranquilamente, luego cambio rápidamente a una actitud violenta, —¡¿quieres decir que estoy arriesgando mi pellejo por una tontería?!
Naruto achicó los ojos a causa del gritó de la mujer, soltó los palillos, por fin desistió en su idea de comerse el ramen, no tenía apetito ya más tarde se obligaría a comer algo, necesitaba entretener su cerebro en otras cosas.
El Hokage con semblante serio se levantó y dijo —Lo siento Karin, pero necesitare quedarme otra noche más.
—Ya que. —respondió de mala gana.
Naruto se marchó a la torre Hokage y Karin observó el tazón de ramen en la mesa del comedor, frío e intacto. —¿que habrá pasado entre esos dos? —murmuró pensativa.
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Abrió los ojos con dificultad, se había quedado a dormir en el sofá, al menos así no tendría que ver el lugar vacio donde siempre dormía Naruto, no tenia ánimos de nada, aprovecharía que era la directora suplente y se tomaría el día libre, Sakura se frotó la frente, le dolía la cabeza, con pesadez salió de la cama, caminó hacia el baño para asearse y vio su rostro en el espejo.
Tenía los ojos hinchados de tanto llorar, la nariz rojiza y las mejillas marcadas por las lágrimas secas, contempló su reflejo en el espejo durante un breve momento, estaba hecha un desastre, pero en estos momentos su apariencia no le importaba mucho.
—¿Donde habrás dormido Naruto?. —murmuró abriendo la llave del lavamanos para humedecer su rostro. Rogaba por que hoy él pudiera ver las cosas con más claridad.
Sakura apenas había dormido un par de horas, su mente había sido su peor enemiga, pues había tenido pensamientos negativos y repetitivos durante horas, incapaz de poder detenerlos había intentado leer, ver televisión, pero nada funcionaba, era más fuerte que ella, simplemente no podía dejar de pensar, estaba demasiado deprimida como para que su cerebro pudiera hacer otra cosa más que culparse y atemorizarse con la idea de haber perdido a Naruto para siempre.
Algo le decía que su relación esta vez se había roto de manera definitiva y ese algo era la decepción que vio en los ojos de Naruto la noche anterior antes de irse, él nunca la había mirado de esa manera, fue un golpe duro directo a su corazón, justo en el centro de su amor.
Volvió a prestar atención a su reflejo en el espejo y se obligó a cepillarse los dientes, mientras realizaba la tarea, volvió a pensar en si Naruto ya estaría investigando como divorciarse de ella. De momento Sakura no veía luz, sólo oscuridad, estaba demasiado hundida en su miseria como para poder pensar en una solución.