.Karin miró de reojo a la pelirosa mientras leía unos documentos, Naruto le había dicho que sería fácil hablar con Sakura, pero ya había fracasado tres veces en intentar hablar sobre la psicóloga. No podía seguir insistiendo con el mismo tema o sería muy sospechoso.
—¿Que tanto me miras? —le preguntó Sakura sin despegar la vista de los papeles que leía.
Karin se sorprendió de que la hubiera descubierto tan fácilmente —nada, —guardo silencio y luego habló del rubio —hoy de casualidad me encontré con Naruto, me pregunto por ti. —le dijo en tono casual, para que no pareciera que era aliada del Hokage.
La pelirosa completamente intrigada levantó la vista para verla, frente a ella estaba Karin acostada en el sofá, con las piernas estiradas y cruzadas —¿qué le dijiste?
La Uzumaki suspiró intentando parecer indiferente al tema, como si no estuviera metida de lleno en sus problemas matrimoniales, todo gracias a Naruto, que no paraba de incluirla en el combo.
—Que estás bien, sólo eso, quiere que vuelvan.
Sakura se mordió un dedo mientras pensaba un momento, —¿crees que debería hablar con Naruto? —le preguntó con honestidad, cada día que pasaba lo extrañaba más.
Su pregunta tomó por sorpresa a Karin —¿lo vas a perdonar? —le preguntó algo incrédula, dudaba que Sakura dejara las cosas así de fácil.
Haruno negó con la cabeza, podía estar profundamente enamorada de su esposo, pero sabía que tenía que darle una lesión, no podía perdonarlo tan fácil, él había dudado de su paternidad, de su fidelidad, de sus valores morales.
—Sólo le diría que deje de involucrar a otros en nuestros problemas, seguro que te ha pedido que me convenzas de volver con él. —le dijo mirándola fijamente.
La pelirroja apartó la mirada, ahora comprendía que posiblemente nunca iba a poder manipular a la esposa de Naruto para que lo perdonara, ella se veía muy decidida.
Karin estiró los brazos sobre su cabeza, se frotó las rodillas y luego confesó —si, lo hizo, pero no estoy a favor de ninguno, pienso que los dos tienen culpa de todo lo que están pasando.
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Estaba inquieto y desesperado, cada día que pasaba Naruto lo veía con más negatividad, todas sus esperanzas se habían enfocado en la terapeuta, pero nada estaba marchando como él había planeado.
—Aun no habla con Sakura-chan, ¿qué es lo que pasa?, teníamos un trato. —protestó Naruto en el consultorio de la psicóloga.
—Su esposa no ha vuelto a las consultas, sino lo hace no puedo hablar con ella. —le explicó de manera racional.
Naruto torció la boca fastidiado, era verdad, Karin le había dicho que Sakura no quería ir más a esas consultas, el Hokage se frotó la barbilla mientras pensaba en una solución para ese problema.
—¡Ya sé! —se emocionó el Hokage, —cada domingo mi esposa va al supermercado Tachibana para comprar víveres, tenemos que encontrarnos de casualidad los tres allá, entonces tú te pondrás a mi favor y le recomendaras que me perdone.
En la mente de Naruto todo estaba resuelto, luego de un momento en silencio la terapeuta sonrió con diversión.
—Hokage-sama, no creo que eso funcione.
—¡Funcionara!, sólo tienes que hacer tu parte.
Naruto era el Hokage y aparte de eso un hombre bastante insistente, a la mujer no le quedó más remedio que escuchar el plan del Kage.