Cap. 12: El esposo de la Mizukage

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Nota: perdón se me olvidó desir les que este contenido tiene lemon fin de nota.

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—¡Aaah!, —bostezó por quinta vez consecutiva.

—Ya deja de ser tan perezoso Naruto. —lo regañó dándole un golpecito en la panza con un rollo de pergamino.

—Estoy concentrado, estoy concentrado. —se defendió tomando un papel, pero no para leerlo, sino para ocultar su rostro.

Sakura entornó los ojos, —¡te escuche!, sigues haciéndolo, —lo acusó irritada, —no me quiero ni imaginar cómo te debes poner cuando estás en la oficina.

Ambos llevaban toda la mañana leyendo informes de las misiones y revisando la contabilidad de la aldea, así como Tsunade tuvo a Shizune para ayudarla, Naruto tenia de consejero a Shikamaru y de asistente a Konohamaru, pero el nieto del fallecido tercer Hokage estaba en la edad de salir con chicas, faltaba mucho al trabajo y Naruto era demasiado blando con el muchacho.

—Pues allá soy muy responsaple.

La última palabra se deformo, pues no lo pudo resistir volvió a bostezar por séptima vez, pero esta vez cubriéndose la boca para tratar de ocultarlo.

—Si ya veo lo responsable que eres, —contestó con ironía, —¡pon atención! —le regañó enojándose, pues Naruto se distraía con cualquier cosa.

El Hokage se seco las lagrimillas que salía de sus ojos y se mordió los labios, pero la cosa era incontrolable, estaba demasiado aburrido, —perdona Sak...

De nuevo lo hizo, Sakura lo observó con ojos entrecerrados, deseando que la quijada se le desencajara, que no la pudiera cerrar, para ella reírse con ganas, a la pelirosa le dolía la cabeza de tanto tener que reprimir el efecto segundario de ver a otro bostezar, si lo hacia una vez Naruto la acusaría de perezosa y ya no tendría moral para obligarlo a continuar con el papeleo.

—Es que tengo mucha hambre, —se quejó el Hokage, —y me duelen los ojos de tanto leer.

Esa era la excusa perfecta para abandonar esa aburrida tarea y dejar de ver al rubio bostezar cada dos segundos. —Preparare algo de comida. —se ofreció Sakura poniéndose de pie.

Naruto levantó una ceja dudoso, porque ella no cocinaba, sólo huevos fritos con pan o arroz, la verdad no tenía ganas de comer eso, pero no se atrevió a quejarse, quería comerse veinte tazones de ramen, pero no lo dijo.

Haruno al ver la expresión de su marido se quejó, —oye no me mires así, soy tu esposa se supone que debes dejarme experimentar en la cocina.

Los labios de Naruto se curvaron en una sonrisa. —jeje... entonces ve, yo esperare y me comeré todo lo que hagas, ¡no dejare nada!. —prometió llevándose al pecho un puño cerrado.

Sakura sonrió pensando en lo diferentes que son Naruto y Sasuke, eran como la nieve y el sol, ahora no entendía como pudo pasar tanto tiempo deslumbrada por el pelinegro, si siempre la trato como basura.

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En otro lugar, muy lejos de Konoha Kakashi entró calmadamente a los terrenos del palacio de Kirigakure, la grama verde estaba mojada por la neblina y los dedos de los pies se le mojaban, era algo incomodo. Yamato soltó un bufido al verlo, el plateado llegaba con casi una hora de retraso, ni porque estuviera la ex Hokage allí trataba de ser puntual.

—Llegas tarde. —se quejó Tsunade, frente a ella estaba una mesa redonda de madera, a lo largo de los terrenos del palacio había varias iguales, según tenía entendido las usaban para los ratos libres, a su lado estaba sentado Yamato quien miró a Kakashi esperando la excusa de turno.

El amor apárese narusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora