.—¿Acaso estas desconfiando otra vez de mi? —le preguntó con seriedad.
Naruto negó con la cabeza repetidas veces —no es eso, sólo quiero saber si has vuelto a ver a Sasuke.
La pelirosa suspiró con expresión cansada, parecía que todo su matrimonio giraba en torno a Sasuke.
—No, no lo he visto más desde el día que fue a mi oficina para hablar de tu cumpleaños. —respondió ocupándose nuevamente de la comida que estaba preparando.
Estaban a punto de cenar, el rubio ya estaba sentado en el comedor mientras la pelirosa llenaba un plato de comida para el Hokage.
Semejante respuesta hizo que Naruto resoplara sintiéndose insultado —vaya excusa más tonta.
Sakura dejó el plato bruscamente sobre la mesa —No podemos seguir así Naruto, ¿por qué no puedes confiar en mí? —le preguntó con un gesto de dolor en su rostro.
El ninja la miró fijamente y dijo con seriedad —sé que estas ocultando algo, tú y él estaban muy sospechosos.
Sakura negó con la cabeza haciendo un gesto de decepción, —ya veo, supongo piensas que tengo un romance oculto con Sasuke-kun, y es el padre de mi bebé.
—...
El silencio de su esposo confirmó sus palabras, podía aceptar que Naruto fuese un celoso sin remedio, pero no podía aceptar que en verdad creyera que le era infiel y que el bebé que estaba en su vientre era de otro hombre. ¿Tan zorra la creía?
No quería que toda su vida fuese de esa manera, con Naruto desconfiando de ella, con Naruto viendo a su bebé con desprecio por creerlo hijo de otro hombre. Ahora tenía que pensar en el bienestar de su hijo o hija.
—Me rindo, se acabo Naruto, —hizo una pausa para tomar aire, —lo intentamos, lo intentamos varias veces pero no funciona, —su voz se quebró pero aun así continuó —tú no crees en mi fidelidad y ahora atacas a tu propio hijo, no puedo vivir con un hombre así.
Salió de la cocina, el momento familiar se había arruinado por completo, no tenía hambre y todo el esfuerzo por hacer una buena cena se había perdido. Pero nada de eso le importaba ahora, aceptar que su matrimonio no tenia salvación era muy doloroso.
Naruto aun impresionado por lo que ella había dicho se levantó de la silla y la siguió. —¡Yo no dije eso!, no digas cosas que no dije.
La pelirosa entró al dormitorio de ambos y comenzó a llenar una maleta con la ropa de rubio.
—¡No lo diste, pero eso lo que piensas, no voy a permitir que tus malas vibras afecten al bebé! —le gritó con voz llorosa.
Naruto estaba indignado, ¿como ella podía hacer tanto alboroto por una simple pregunta?. No era la pregunta es si, sino todo lo que significaba.
—¿Qué?, ¿me vas a echar de la casa?, ¡estas siendo exagerada! —replicó viéndola llenando la maleta con rabia.
—¡Te lo has ganado!. —respondió ella sin dejar de hacer la maleta.
Naruto se enfado, él se creía la víctima en todo lo que estaba sucediendo, era el colmo que ahora su esposa lo echara de la casa.
—¡¿Sabes qué?!, —dijo Naruto alzando la voz, —¡no me voy a ir, esta casa es mía, yo la construí!
Haruno dejó lo que hacía inmediatamente, lo miró, él estaba muy molesto, Sakura ahora no podía estar más decepcionada y dolida. Para terminar de empeorar todo ella interpreto las palabras del rubio como que sólo él era dueño de la casa.