Cap. 16: Tomando la delantera

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Cuando Mei levantó la vista para ver quién era, se quedo muda por unos momentos, era Kakashi Hatake, ¿Qué hacía allí?, por lo visto las había estado vigilando sin que ella fuese notado su presencia.

—¡Suéltame atrevido! —replicó soltándose del agarre del albino, uno de los defectos de Mei era el guardar rencor por mucho tiempo, no olvidaba que Kakashi había insinuado que ella era una Kage débil. —¿qué demonios hace usted aquí?

Hatake se rascó la nuca diciendo que estaba haciendo una ronda, que los dos equipos de shinobis que envió Naruto hace dos días aun estaban de guardia, La Mizukage suspiro con cansancio, no le gustaba que ninjas que no fueran de su país estuvieran metidos en su residencia, pero tenía que respetar el protocolo.

—Bien, regrese a sus actividades, pero para mañana a más tardar a medio día, los quiero a todos fuera de aquí. —Tras dar la orden se giró para marcharse pero apenas se había alejado dos metros se detuvo y agrego, —tu no, he solicitado ayuda a Naruto y voy a encargarte una misión.

Ella seguía con su idea de tener una aventura con Kakashi y lo conseguiría de una u otra manera, no era mujer de negarse algún capricho.

Cuando llegó a su habitación Mei se encontró con un bulto tirado en el suelo al lado de su cama, lo ignoro paso de largo directo a la otra ala de la habitación, el dormitorio era muy espacioso, del tamaño de una casa para una familia de cinco personas, Mei entró al baño donde se quito el maquillaje frente al espejo. Se cepillo los dientes, se ducho sin mojarse el cabello, después de asearse salió con la toalla alrededor de su cuerpo, entró a su guardarropa y se desnudo para ponerse su pijama.

Yamato seguía acostado al lado de la cama, en el suelo, tenia insomnio y estaba aburrido.

Luego de aplicarse su rutina de cremas para la cara y la piel, Mei ya estaba lista, también eran casi las cuatro de la mañana, se dirigió a su cama, estaba agotada por el estrés de la boda. Vio nuevamente el bulto en el suelo, Yamato fingió estar dormido para no tener que hablar con ella, Mei bufó observándolo un momento, le iba a costar acostumbrarse a tener a un hombre durmiendo en la pata de la cama, ¿podía confiar en que no la asfixiaría con la almohada mientras dormía?.

Entró a la cama diciendo, —que clase de idiota se duerme la noche de bodas.

—No estoy dormido.

Mei se mordió la lengua, a veces pecaba por hablar de más —pues si has estado esperándome pierdes tu tiempo, no pasara nada entre nosotros.

—Eso ya lo ha dicho antes.

—Menos después de lo que hiciste para burlarte de mí, me debes respeto, no me hagas tener que repetirlo, así que ya duérmete. —le regañó como si tal cual fuese su madre.

—Es usted la que sigue hablando.

Ella arrugó la frente comenzando a estresarse, —Haz el favor de no hablarme, voy a dormir.

—Que descanse.

Terumi bufó y de mala gana se acomodó para dormir de lado, —ni se te ocurra intentar atacarme porque tengo un sueño muy ligero.

El capitán acomodó la almohada bajo su cuello y no dijo nada, ¿tenía algún sentido seguir aquella conversación?.

—No me dejes hablando sola —le reclamó Mei.

Yamato abrió los ojos y mirando el techo oscuro dijo —Antes ha dicho que no debo seguir hablándole.

Terumi gruñó, le fastidiaba no sentir que llevara la delantera, —Grr, eres insoportable.

El amor apárese narusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora