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Konoha, dos años después...
El divorcio estaba de moda en Konoha desde hacía ya dos años, había rumores de que la terapeuta de la villa los recomendaba como la mejor salida para los problemas matrimoniales. Por eso algunas parejas tenían miedo de ir con ella.
—Hermana, creo que deberíamos irnos de esta aldea, ya no tienes muchos clientes y hay rumores de que separas a parejas en vez de ayudarlas con sus problemas.
La mujer rubia sacudió la cabeza, su cabello había crecido, ahora le llegaba por la mitad se la espalda. —La gente viene a mí creyendo que puedo hacer milagros, deberían agradecerme el hecho de darle una solución definitiva a sus patéticos matrimonios, sus vidas mejoran gracias a mí.
Su hermana la miró con preocupación, —no todos, ese hombre que se suicido porque su mujer lo dejó, me preocupa que ella también lo haga.
—Patéticos, esa clase de gente no merece vivir en este mundo, son demasiado débiles de mente. —respondió la Psicóloga recostaba tranquilamente en su sofá de trabajo mientras tomaba una taza de café.
—Kikyo estás desquitándote otra vez con personas inocentes, ellas no tienen la culpa de tu divorcio. —insistió la rubia menor intentando hacer razonar a su hermana.
La mayor de las hermanas resopló, —me va mejor después de mi divorcio. —respondió con prepotencia.
Kikyo Abujami sentía una insana satisfacción cada vez que veía parejas separadas o matrimonios rotos, si no pudo ser feliz en el suyo, tampoco quería que otros lo fueran.
No siempre fue así, hubo un tiempo en que pensaba que el amor podía superar cualquiera obstáculo, pero eso era basura, la mayoría de sus clientes eran hombres infieles que acudían a ella para que convenciera a sus esposas de darle otra oportunidad. O mujeres que querían mantener su matrimonio a toda costa para conservar las apariencias aún a costa de su propia felicidad.
—La gente está hablando de que a todos les recomiendas el divorcio, te podrían remover la licencia por algo así.
Kikyo rodó los ojos, —aun no tengo el mayor logro en esta aldea, —hizo una pausa recordando ese caso especial, el matrimonio del Hokage —no entiendo como esos dos pudieron reconciliarse con todos los problemas de confianza que tenían.
Ella había sido terapeuta de varias personas influyentes en el campo de la política y el medio artístico, guardaba sus expedientes como quien guarda sus trofeos. Algunos de ellos en realidad no tenían problemas tan graves, pero con un poco de intriga se podía acabar hasta el matrimonio más sólido.
—Es amor es verdadero, cuando un amor es real nada puede destruirlo.
La psicóloga rió al escuchar las palabras de su hermana y asistente personal, —que tonta eres hermana, tus palabras son muy bonitas pero sólo demuestran tu increíble ingenuidad.
—El amor no es perfecto.
—Tú misma lo has dicho, pero los seres humanos tenemos derecho a vivir con dignidad y ser libres, hay mucha gente que destruye sus vidas en nombre del amor, mujeres maltratadas que prefieren soportar golpes y humillaciones por el que dirán de mi si soy divorciada. Hombres que aman demasiado a sus parejas que no les importa llevar cuernos.
—Pero no todos tus casos son así, y a todos les recomiendas divorcio, ese es el problema Kikyo, que ya es sospechoso.
La terapeuta guardo silencio pensativa, cuando por fin abrió la boca fue para decir algo que hizo perder las esperanzas a la otra de hacerla razonar, —yo debería escribir un libro, un libro sobre la sociedad y los mitos sobre el matrimonio, —dejó la taza vacía sobre una pequeña mesa y sacó un cigarrillo.