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Casa de Ino.
—Y un montón de luciérnagas entrenadas volaran a nuestro alrededor creando un ambiente mágico, —decía Ino emocionada. —Shino las ha entrenado bien.
Las dos amigas hablaban en el patio de la casa de la rubia.
Sakura levantó una ceja, —ustedes en verdad se complementan, me alegra saber que están bien, ¿pero estas segura de que quieres casarte?
—He crecido y madurado, estoy lista. —respondió sin dudar.
La pelirosa siguió fastidiándola.
—¿Pero es algo que quieres, o sólo lo haces para demostrarle a los demás que eres una mujer adulta?
—Me ofende tu pregunta, lo hago porque quiero, ¡¿ya supiste que Hinata y Kiba hicieron pública su relación?!, pensé que esos dos nunca más estarían juntos después de todo el drama de la muerte de su padre...
Sakura se perdió en la conversación.
Estaba distraída pensando en lo raro que se había estado comportando Naruto últimamente, como si estuviera ocultando algo.
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Palacio de Kirigakure.
—Déjenme pasar.
Mei levantó la cabeza al escuchar una voz conocida fuera de su oficina, luego de otros ruidos la puerta fue abierta y por ella entró la persona que había armado todo el alboroto de hace unos instantes.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó con frialdad, —creí haber dado la orden de que ya no se te permitiera entrar a esta villa.
—Eres muy ingenua si crees que eso iba a detenerme si alguna vez me daban ganas de venir. —caminó hacia ella.
—¿A qué viniste? —le preguntó mientras lo observaba desde su escritorio.
—Vengo por respuestas. —respondió sentándose frente al escritorio de la Kage.
—Después de tanto tiempo, —levantó una ceja, —¿qué pasa?, no puedes vivir sin mí. —sonrió burlona.
—Disculpe Mizukage-sama intente detenerlo. —dijo uno de los ninjas que custodiaban la puerta tocándose el cuello donde había sido golpeado.
—No te preocupes, es inofensivo, ve a tomar un café y déjanos solos.
Con dudas el ninja se marchó.
Mei fijo su atención en Yamato —ahora explícame que haces aquí.
A él no le gustaba para nada el tonito de voz de su exmujer, pero había sido un viaje muy largo como para irse sin saber que pasaba realmente.
—Su madre fue a verme, —Mei arrugó la frente, —persona que pensé estaba muerta, pero el caso es que me hizo reflexionar, —hizo una pausa para ver a la hermosa mujer sentada tras el escritorio, —te conozco Mei, se que ocultas algo.
Eran pocas las veces en que él la llamaba simplemente por su nombre, sin formalismos, Mei sabía que era para intentar ablandarla.
—¿Que te dijo?, le pedí a esa mujer que se mantuviera lejos de mí, no tiene ningún derecho a meterse en mi vida.
—No sé cuál es el problema que tienes con tu madre, pero ella quiere lo mejor para ti, por eso fue a buscarme, me hizo reflexionar las cosas mejor.
—¿Que te ha dicho? —insistió como si eso fuese lo más importante.