CAPITULO 4

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Se detenía un momento para asegurarse de que nadie la siguiera o que ningún conocido de sus madres lograra reconocerla, se apresuraba a cubrirse la cabeza con la capucha de la sudadera y corría por las transitadas calles hasta llegar a la zona más alejada de la ciudad, finalmente llegaba al edificio de su novia, tomaba las escaleras ya que esa vez le habían asignado el segundo piso, daba suave golpes a la puerta esperando ver el rostro de Miranda aparecer.

-Buenas tardes- se sorprendía al ver el rostro serio de una mujer -¿En qué puedo ayudarla?-

-Hola- saludaba nerviosa -Busco a la oficial Miranda Smith-

-¿Quién es?- sonreía de oreja a oreja al reconocer la voz de su novia.

-Te buscan- decía la mujer abriendo un poco la puerta -Estaré en mi habitación-

-¿Emma?- la sonrisa se borraba de su rostro al ver la expresión de Miranda -¿Pero ¿qué haces aquí?- preguntaba con tono molesto.

-Yo...-

-No te quedes ahí, ven- tragaba grueso sintiendo como tiraba de ella y la llevaba hasta la habitación del fondo -Habíamos quedado de vernos hasta mañana ¿Qué haces aquí?-

-Yo quería verte...- respondía con un hilo de voz.

-Emma, dime... ¿Te trajo John?-

-No, el acompaño a mi madre a...-

-¡Emma!- escuchaba con tono más molesto -Por Dios... ¿Cómo se te ocurre exponerte de esa forma? ¿Caminaste desde tu casa hasta aquí?- cuestionaba con seriedad.

-Si... Pero lo hice solo...-

-No quiero escucharlo- pedía Miranda -He tratado de ser lo más cuidadosa contigo y todo porque lo que menos quiero es ocasionarte problemas con tu familia, te recuerdo que tus madres son muy reconocidas en la ciudad y fácilmente te reconocerían en la calle-

-Me aseguré de que nadie se enterara- respondía ya un poco cansada de la actitud de Miranda -No entiendo porque tienes que comportarte de esa forma cuando lo único que deseaba era verte, pero tal vez tengas la razón y me esté comportando como una imbécil desesperada por ti, ahórrate el regaño, me largo-

-No, ven...- sentía como tiraba de ella con suavidad y la abrazaba por detrás -Tienes razón amor... Perdóname... No debí reaccionar así, mírame- pedía girándola -Fui una imbécil ¿cierto?-

-Solo un poco- respondía derrotada sin atreverse a ver los ojos marrones.

-Oh princesa cambia esa cara... Ven- susurraba y no pudo hacer más que cerrar sus ojos para recibir el beso de Miranda, sus manos se posaban sobre sus hombros y luego rodeaban su cuello para disfrutarla mejor -Te extrañe-

-Bésame y tal vez termines de convencerme- musitaba sobre a boca de Miranda, sentía sus manos recorrer su espalda hasta posarse en su cintura.

-Te amo Emma- escuchaba y se abrazaba a ella con firmeza.

-Y yo a ti... No vuelvas a tratarme de esa forma- pedía.

-No lo haré, te lo prometo- decía Miranda besando su frente -¿Qué puedo hacer para enmendar mi grave error?- preguntaba juguetona -Haré lo que me pidas-

-¿Lo que yo quiera?- la veía asentir suavemente -Habla con mis madres-

-Oh- sentía como se separaba de ella -Aún no amor, de hecho, quería hablar contigo de algo- se sentaba al borde de la cama observando el rostro pensativo de su novia -Pero prométeme que escucharas-

-Ya sé lo que dirás- interrumpía cruzándose de brazos –"Tenemos que esperar" ¡Estoy cansada de esperar!- gritaba frustrada.

-No amor, escúchame- pedía Miranda -Este fin de semana iré al pueblo y venderé la casa de mis padres, una vez tenga asegurado el dinero podré presentarme ante tus madres para demostrarles que tengo un poco de dinero para nuestra casa, así ellas no tendrán que preocuparse de nada- escuchaba -¿Qué pasa amor, porque esa cara?-

Volveré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora