CAPITULO 14

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Estacionaba el coche esperando que su cómplice se subiera en la parte trasera para luego ponerlo en marcha, avanzaba por las calles de la ciudad notando la mirada preocupada de David.

-¿Y bien?- preguntaba.

-Nicolas aún estaba en la oficina- escuchaba con voz apagada -Uno de los hombres le disparó por lo espalda-

-¿Está muerto?-

-Creímos que sí, luego el incendio comenzó a propagarse por todo el lugar y tuvimos que salir de inmediato porque los bomberos no tardarían en llegar, lo dejamos ahí. Pero según escuche... el bastado quedo vivo-

-¡Maldita sea!- gritaba golpeando el volante -¿Qué no pueden hacer una tan sola cosa bien? Dime que todos llevaban el rostro cubierto-

-Si señor alcalde- escuchaba.

-¿Hay algo más?- cuestionaba notando el nerviosismo del hombre -Dímelo-

-La patrona esta en la ciudad-

-¿No que veía hasta la próxima semana?- preguntaba deteniendo el coche.

-Le informaron que Nicolas estaba herido y vino de inmediato... Tengo entendido que ella lo esta operando en estos momentos-

-Por la mierda...- decía apretando el volante -Me comunicaré contigo en unos días, sabes que debes ganarte la confianza de esa perra por lo que debes de mantenerte un poco alejado de todo para no levantar sospechas... Cualquier cosa urgente ya sabes dónde encontrarme-

-Si señor, me bajaré aquí- se estacionaba y escuchaba como cerraba la puerta, aceleraba intento pensar en una solución para ese problema llamado Arielle maldita Betancourt.

-¡Maldición!- gritaba golpeando el volante varias veces, debió pensar antes de actuar, estaba demasiado enojado y paranoico cuando ordeno que quemaran esa oficina, sabía que Nicolas era alguien importante en la ciudad y que eso llevaría a una investigación para llegar al fondo del asunto por lo que debía pensar en la mejor forma de quitarse eso de encima, de momento permanecería con un perfil bajo, al menos mientras Betancourt se encontrará en la ciudad.

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Salía de su cuarto de baño y se disponía a ponerse el pijama cuando escuchaba golpes desesperados a su puerta.

-Ábreme o entraré- decía Emma -¡Verónica!-

-Deja de gritar ¿Quieres?- se giraba al escuchar como abrían la puerta de golpe.

-Qué horror ¿Podrías vestirte?- pedía su hermana al verla.

-Oye, acabo de tomar un baño caliente, quería relajarme y tu vienes a quitarme la paz- decía mientras buscaba algo de ropa -Dime de una vez que es lo que quieres-

-El día que Arielle me encontró en la calle... Cuando atacaron la ciudad ¿Recuerdas?- asentía comenzando a subir su ropa interior -Ese día recuerdo que me dijo que alguien se había comunicado con ustedes-

-Ah si- respondía bostezando y arreglando su cama -Me llamo la mujer que siempre anda con ella-

-¡Irina!- gritaba su hermana -¿Puedes darme su número?-

-Solo si me dices para que lo quieres ¿Te gusto más su amiga?- intentaba bromear, pero su hermana al parecer no tenía nada de ánimos -Que humor, por Dios-

-No he sabido nada de Arielle... Han pasado 7 horas...-

-De seguro se atraso el vuelo, llego cansada y se fue a dormir sin revisar su móvil. Emma son las tres de la mañana deberías intentar dormir-

-No- interrumpía -Necesito el número de Irina y si no me lo das iré ahora mismo a casa de Arielle a pedírselo a sus trabajadores-

-No se que te ha pasado últimamente, pero no me gusta- confesaba -Ya no me respetas-

Volveré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora