CAPITULO 23

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Deslizaba la tarjeta por el sensor para abrir la puerta de la habitación, el reflejo de las luces de la ciudad era lo único que se colaba por la ventana y se apresuraba a encender la luz notando un zapato en la entrada, el otro por la cocina.

-Arielle- decía colocando unas bolsas sobre la pequeña mesa del comedor y sacándose el abrigo -¿Estás dormida?- preguntaba caminando hacia la habitación que compartía con su mejor amiga -Por la mierda...- musitaba al ver las latas de cerveza regadas por todo el lugar -¿Cuándo te detendrás?- cuestionaba acercándose a la cama de Arielle, apartaba los mechones despeinados de su rostro notando el fuerte sonrojo lo que le decía que había pasado quien sabe cuántas horas llorando y bebiendo.

-Quiero a Emma...- susurraba y podía sentir el aliento alcoholizado -La quiero aquí... Pero sé que en estos momentos ya se está revolcando con su novia...-

-No pienses en eso- pedía acariciando su mejilla -¿Quieres que te prepare un baño y bajamos el efecto de las cervezas?-

-No...- respondía Arielle -Irina... Es lo único que me hace dormir y olvidarme de ella... Al menos por un par de horas... Déjame aquí un momento...-

-Estas muy mal- decía preocupada.

-Quiero vomitar...- la veía incorporarse y correr al cuarto de baño.

-Llamaré al restaurante y te pediré una sopa-

-¡No!- gritaba Arielle -No quiero nada... Ordena una botella de tequila...- pedía y la veía salir con dificultad del baño -¿Sabes?- preguntaba tambaleándose -Cuando duermo... También sueño con Emma... Y me duele Irina... Me duele mucho...-

-Lo sé amiga- respondía cargándola para acomodarla sobre la cama -Te hizo mucho daño-

-La amo...- escuchaba con dolor -Y la extraño... Pero sé que ella no piensa en mí... Me imagino que su novia la recibió en el aeropuerto y ahora mismo debe estar cogiendo con ella como lo hacía con...-

-¡Maldita sea, Arielle!- gritaba con molestia al verla vomitar -¡Es la cuarta vez esta semana!-

-Perdona...-

-Cállate- se alejaba a la cocina a buscar algo para limpiar el desastre, sabía que si Arielle seguía así terminaría muy mal, pero no pensaba en que podía hacer para ayudarla, quien siempre lograba rescatarlas de esos momentos era Georgina, sin embargo, su nuevo rol de mujer de familia no le daba tiempo ni energías para invertirlas en dos idiotas enamoradas de mujeres que claramente no deseaban tener nada con ellas -Es la última vez que limpio esto- advertía notando como Arielle lloraba de nuevo -¿Quieres que te consiga una omega?-

-No...- susurraba con voz débil -¿Me puedes dar una cerveza? Prometo dormirme después de eso... Por favor...-

-Está bien...- respondía -¿No quieres que salgamos a recorrer la ciudad mañana? Desde que llegamos solo sales a la tienda de la esquina a comprar cervezas y sopas instantáneas- decía.

-No- decía Arielle -Solo quiero quedarme aquí...- susurraba -Además... No seré de gran ayuda en tu búsqueda... ¿Has encontrado algo?-

-Nada- respondía derrotada -No sé si escribí mal el apellido o que... Pero no la encuentro, Arielle... No sé qué hacer-

-No me lo preguntes a mi- escuchaba -En lo único que pienso es en Emma cogiendo con otra...-

-Tú estás peor que yo- decía sin ánimos -Intentemos dormir ¿te parece? Mañana será un día mejor... Iremos paso a paso y cuando regreses a la hacienda ya no pensarás en esa mujer-

-¿Lo prometes?- preguntaba Arielle acomodándose en su cama.

-Si- decía cubriéndola con la sabana y después de pocos minutos la veía dormir profundamente -Eres una imbécil, Betancourt- susurraba y terminaba de recoger las latas de cerveza -Maldición...- musitaba sacando su móvil para revisar el recorrido que hizo ese día en busca de Paula, le quedaban solo 2 sectores más ya que la ciudad era pequeña y podía aprovechar el día para visitar varios lugares a la vez -Te encontraré...- susurraba abriendo una cerveza.

Volveré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora