CAPITULO 27

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Suspiraba con profundidad sintiendo como apretaban su mano con suavidad a medida el coche entraba a al aeropuerto, enfocaba a Adele quien lucía igual de conmovida que ella.

-Prométame que si la corren me llamará, tiene mi número y yo me encargaré de conseguirle un trabajo decente en la capital- decía -Prométamelo-

-Se lo prometo niña- escuchaba -Por favor... Piénselo una última vez... No vale la pena irse porque esa mujer está aquí, ella pronto se irá niña-

-No es tan fácil...- musitaba solo para ella -Las cosas con Arielle son irreparables, no va a ceder y yo tampoco seguiré soportando sus malos tratos y humillaciones, la amo demasiado... Pero ya no más- susurraba -Ya no más...-

-Está bien niña- decía Adele -En todo matrimonio hay altos y bajos, lo que ustedes están atravesando no es nada fácil... Tal vez no comenzaron de la mejor forma, pero en el camino descubrieron que es lo que verdaderamente sentían, niña... El amor nuevo que siente por la patrona fue lo suficiente para que se armara de valor y hablara con... ya sabe quién... Las cosas no fueron como cuando se presentó el día de su boda, esta vez fue valiente y lo hizo- escuchaba -Usted estaba confundida, pero creo que ya no es así ¿cierto?- asentía sintiendo la caricia sobre su mejilla -Sea cual sea la decisión que tome, yo la apoyaré-

-Gracias Adele- se abrazaba fuertemente a ella porque si a alguien extrañara sería a su fiel empleada -Por todo...-

-No me agradezca nada niña- escuchaba -Cuidase mucho-

-Usted también- pedía bajando del coche y caminando a la entrada del aeropuerto, compraba el boleto de regreso a casa y se dirigía a paso lento hasta llegar a la sala de espera. Se acomodaba en una de las sillas con vista a las pistas de aterrizaje y pensaba en las palabras de Adele. Si tomo la decisión de abandonar a Arielle fue por la situación tan insoportable que tenían y a eso agregándole la presencia de Miranda en la hacienda lo hacía mucho peor, el solo pensar en lo que pasaría si Arielle se enterara de la farsa le provocaba escalofríos, tampoco es que tenía oportunidad de conversar con ella porque el solo mencionarle el nombre de Miranda era suficiente para despertar a la bestia descontrolada de su mujer. Tragaba grueso enfocando las sortijas que adornaban su mano izquierda, cerraba los ojos recordando esa noche cuando le propuso matrimonio, pensaba en como a pesar de las adversidades que ella pasaba por Miranda... Arielle pudo colarse como un pequeño rayo de sol, mostrándole un nuevo camino, una nueva vida... Un nuevo amor.

-¡Mamá, mamá avión!- abría los ojos de golpe enfocando al niño que señalaba el cristal con emoción -¡Mira!-

-Si mi vida- veía a su mamá acercarse y arrodillarse junto a el -Mira allá esta por aterrizar uno- decía.

-¿Podrían voltear, por favor?- se moví aun poco enfocando a una mujer más alta quien sacaba su móvil -Prometo que será la última foto-

-Mi amor, dijiste eso hace dos minutos- respondía la más baja.

-Es el primer vuelo de nuestro bebé ¿Cómo quieres que no capture estos momentos? Además, me fascina sacarle fotos a lo más lindo de mi vida- sonreía con nostalgia recordando como Arielle solía hostigarla con tantas fotos que le tomaba, mordía su labio inferior tratando de pensar en otra cosa que no fuera su mujer.

-Ma- gritaba el pequeño lanzándose a los brazos de su madre.

-Tendremos quince hijos-

-¡¿Quince?! ¿Con el vientre de quien, según tu?-

-Con el tuyo-

-Arielle, estás loca-

-¿Y si te digo que tengo un nombre para cada uno?-

Volveré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora