CAPITULO 46

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-Cuando estés por apagarlo le agregas el cilantro y la cebolla que tenemos por aquí- decía y sonreía al ver que Delia anotaba los pasos -La tapamos y esperamos unos minutos antes de servir-

-El aroma es exquisito- escuchaba satisfecha -Veo que ya no te molesta mucho la mano-

-No- respondía -Gracias por curarme- decía enfocando la puerta de la habitación del fondo -Se ha tardado mucho ¿cierto?- susurraba refiriéndose a Fátima que desde la interrupción de Delia no había salido de su habitación -¿Crees que la incomodé?-

-Lo dudo- decía Delia -Te aseguro que se quedó dormida ¿No quieres ir a ver? Yo aprovecharé a preparar la ensalada-

-Me da vergüenza- confesaba.

-¿Vergüenza dices? Danna poco te falto para verle el alma a esa criatura- se sonrojaba hasta las orejas y sentía como Delia la empuja con suavidad -Vamos, camina no tienes de que avergonzarte-

-Pero...- se detenía frente a la puerta de madera y acomodaba su cabello, la enorme blusa que vestía y daba suave toques -Fátima ¿puedo pasar?- preguntaba y después de varios minutos sin recibir respuesta se atrevía a entrar con cuidado -¿Fátima?- cerraba la puerta detrás de ella y sonreía de ternura al verla dormida. Se acercaba a paso lento y volvía a sonrojarse al recordar el secreto que ocultaba debajo de esa camisa, nunca había visto un abdomen marcado de esa forma, jamás imagino que el cuerpo de Fátima sería tan hermoso, mordía su labio inferior sintiendo como sus latidos aumentaban de ritmo -Fátima...- musitaba acariciando su mejilla la punta de sus dedos -Despierta...-

-¿Danna?- escuchaba con voz adormitada -Danna- los ojos marrones se abrían de golpe.

-Perdón no quise asustarte- decía sonrojada -Es solo que Delia me envió a buscarte y...-

-No te disculpes por eso- la veía llevarse una mano a la frente -¿Dormí mucho?-

-Muchisimo, ya es la 1 de la tarde- reía divertida al ver el rostro asustado -¿Quieres comer algo? He preparado una sopa con vegetales, pollo a la plancha y Delia hace una ensalada-

-Suena delicioso- respondía Fátima -¿Has podido descansar?- preguntaba sin verla.

-Si- decía sentándose al borde de la cama -¿Quieres que te traiga la comida aquí?-

-No- escuchaba -Comamos en la mesa- no sabía si lo que veía era producto de su imaginación o si el rostro de Fátima estaba sonrojado -Danna, acerca de lo que sucedió ayer, bueno hoy porque ya era hoy, pero ayer porque aún estaba oscuro- era la primera vez que la notaba tan nerviosa -Tú sabes a lo que me refiero- asentía fascinada -Perdóname yo...- colocaba un dedo sobre los temblorosos labios.

-No te disculpes por eso, a mí me gusto- decía por lo bajo y sintiendo el calor subir por sus mejillas -¿A ti?- la escuchaba tomar una bocanada de aire.

-Si- escuchaba y ese simple "si" lograba borrar todo lo malo de la noche anterior -Vamos a comer-

-Está bien- respondía levantándose con suavidad.

-Dime algo- se giraba para enfocar el rostro aún sonrojad -¿Te has bebido tus pastillas?-

-Si, después de comer me tocan las demás- decía sonriendo -¿Vamos?- preguntaba extendiendo su mano y suspiraba al sentir la de Fátima. Salían de la habitación y era imposible contener la risa al ver el rostro de Delia.

-Picaroncita 2 ha despertado- escuchaba divertida -Ayúdanos a poner la mesa ya que nosotras cocinamos-

-Bueno- respondía Fátima. Servía la comida en el centro de la mesa para que cada quien se sirviera. Esperaba ver la reacción de Fátima y suspiraba sonrojada al verla disfrutar de la comida -Es obvio que Delia no hizo esto, Danna la comida esta deliciosa-

Volveré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora