CAPITULO 36

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Enfocaba su reflejo en el espejo mientras recogía su cabello con el listón rojo, sonreía satisfecha con el resultado para despues bajar los escalones, saludaba a sus padres para después ver a su hermana aparecer con las bandejas llenas de comida.

-Mi amor esto se ve delicioso- decía su madre -Cariño... Creo que nuestra Danna está demostrando sus habilidades culinarias y es momento de considerar su petición-

-Ya veremos mi amor- escuchaba y notaba la emoción en el rostro de su hermana mayor ya que uno de sus más grandes sueños era abrir su propia tienda postres -Melissa ¿Hiciste las tareas?-

-Si papá- respondía sirviéndose un poco de huevo con pan tostado, conversaban de lo que su familia haría ese día mientras ella pasaba esclavizada en la escuela, pero había algo que la ponía de buen humor ya que esperó pacientemente para que se llegará el lunes y poder ver a la alta y pecosa chica, solo esperaba que las galletas que habían preparado con Danna le gustaran tanto a ella.

-Listo- decía Danna estacionándose frente a la escuela -No estés nerviosa, te ves muy bonita y estoy segura de que a la pequeña Hamilton le gustará la sorpresa-

-¿Tú crees? Tal vez no deba hablarle... La última vez la trate muy feo y desde entonces no me voltea ni a ver...- susurraba avergonzada -¿Qué debo decirle? ¿Cómo debo acercarme?-

-Por Dios hermanita, solo relájate y dile que querías ofrecerle una disculpa junto con unas deliciosas galletas-

-Está bien, deséame suerte- pedía besando la mejilla de su hermana -Te veré en la tarde-

-Adiós Meli- caminaba a paso lento pensando en las frases que podía usar para iniciar una conversación con Lilian, pero el solo hecho de recordar sus ojos verdes y las pecas traviesas que cubrían su rostro la hacían arrepentirse.

-Ya- decía pasándose una mano por el rostro y acomodándose el bolso antes de entrar al salón de clases -Buenos días, profesora- saludaba y tenía miedo de alzar la vista al asiento de Lilian ya que no estaba lista para el intercambio de miradas, suspiraba aliviada al ver que el asiento estaba vació lo que le daba la oportunidad de caminar con total seguridad de que nadie la vería.

Escuchaba la campana anunciando el inicio del día escolar, paso la primera hora, la segunda y no había señales de Lilian por ningún lado. Trataba de concentrarse lo mejor que podía en la clase de francés, pero el pensar en su compañera y vecina consumía toda su atención. Cerraba los ojos con molestia al reconocer la campana del almuerzo, para muchos era su hora favorita, pero para ella se volvía una tortura ya que la escuela como la vida misma se dividía en tres grupos, los alfas, los betas y los omegas. Ella aún estaba procesando lo que era y lo que menos deseaba era relacionarse con sus compañeros.

-Oye- sabía que le hablaban a ella, pero prefería continuar su camino -Gibson, detente- se giraba al sentir como tomaban su brazo -Te hemos visto comer sola desde la semana pasada ¿Quieres acompañarnos? Somos tres, Nancy, Florence y yo soy Rita-

-Hola- decía -No creo que quieran...-

-Somos omegas- susurraban -Ven, no es bueno que te quedas sola tú sabes... Estamos en la etapa de los cambios hormonales y debemos permanecer distanciadas de los alfas-

-Bueno- respondía saludando a sus compañeras, para su sorpresa las chicas eran muy divertidas y extrañamente se sentía demasiado cómodas con ellas.

-Intercambiemos números- decía Florence -Meli tu vives en una hacienda ¿cierto?-

-Si- respondía sacando su móvil -Podemos organizar una tarde de tareas si gustas-

-¡Si!- gritaban emocionadas mientras registraban sus números.

-Oigan... Ya que estamos en confianza ¿Podemos hablar de los más guapos y guapas de nuestro grupo?- susurraba Nancy.

Volveré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora