CAPITULO 6

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Revisaba su móvil esperando recibir mensajes de su amiga, pero había pasado demasiado tiempo sin saber de Arielle y de su almuerzo en casa de su futura esposa, reía por lo bajo de solo pensar lo extraña que era la situación. Terminaba de pagar las compras y se apresuraba a encontrarse con Travis.

-¿Te ha llamado Arielle?- preguntaba acomodándose en el asiento trasero.

-No señorita- respondía -¿Desea que la lleve a otra tienda?-

-Oh no, creo que suficiente ropa le he comprado ya a esa mujer- bromeaba -Vamos a casa- pasaron varios minutos antes de llegar a la enorme mansión Betancourt -Hola Betty, sube estas compras al cuarto de Arielle, por favor-

-Si señorita- escuchaba -La señorita Arielle regreso hace un par de horas ¿Deseas que le informé que usted ya está aquí?-

-¿Cómo que regreso hace horas?- preguntaba confundida -¿Dónde está?-

-En el gimnasio- respondía Betty -Pidió que nadie la molestara-

-Gracias Betty- decía abandonando la sala de estar, caminaba a paso apresurado ya que la actitud de su amiga solo podía significar que las cosas no estaban nada bien, se apoyaba en el marco de la puerta observando como Arielle golpeaba con rabia el saco de boxeo, vestía una licra y un sostén deportivo negro mientras que su cabello estaba recogido en una coleta alta -El que estés aquí queriendo asesinar a ese pobre saco solo me dice dos cosas- susurraba captando la atención de los hermosos ojos azules.

-Ahora no Irina- escuchaba con tono serio -No tengo tiempo- soltaba golpeando el saco con rabia.

-O entraste en celo en casa de las Hamilton- decía acercándose y recordando que Arielle solía ejercitarse hasta no poder más como manera de controlar su celo -O imaginas que el saco es el rostro de Verónica y lo golpeas con amor- intentaba bromear.

-Nada de eso- respondía Arielle -Fui una imbécil, una ciega, una estupida- se detenía un momento observando el rostro empapado en sudor -¡¿En qué mierda estaba pensando para aceptar semejante propuesta?!- gritaba golpeando el saco con más fuerza -No le intereso, Irina-

-¿De qué hablas?- preguntaba confundida.

-De eso- escuchaba -Emma no mostró ni el mínimo interés en mí, incluso sus empleadas y hermana menor estaba más cómoda con mi presencia que ella ¿Pero sabes? Me lo merezco por imbécil ¿En qué momento deje que el dinero nublara mi buen juicio y me llevará a pensar que comprar a una omega por capricho era correcto?- decía Arielle con voz dolorosa.

-No sé si sea capricho- respondía -La chica te cautivo desde que la viste al otro lado de la calle- decía -No te tortures así-

-No Irina, tengo que hacerlo- Arielle se alejaba para tomar una toalla y limpiarse el rostro -¿Sabes que es lo peor de todo?- negaba suavemente -Que no solo me di cuenta que le soy indiferente, sino que también descubrí que me gusta más de lo que creía ¿Estúpido, ¿no?-

-Bastante- decía acomodándose a su lado -Llevas mucho tiempo aquí ¿cierto?- la veía asentir suavemente -¿Has pensado en lo que deseas hacer?-

-Si- respondía Arielle -Dejaré todo esto- escuchaba -Ya no seguiré-

-¿Y las escrituras?-

-Si quieren su casa me la tienen que pagar- decía incorporándose de golpe -Me quedo más que claro que tanto Verónica como su madre están más que dispuestas a entregar a Emma a cualquier alfa, peor cuando están a punto de perderlo todo- se sorprendía al escucharla hablar de esa forma -Tú y yo sabemos que basta que Emma perciba feromonas alfas para caer rendida-

-¿Cómo lo sabes?- preguntaba curiosa -¿Arielle?-

-¡Porque lo comprobé la noche en que la conocí!- gritaba golpeando el saco varias veces -Quise que sintiera mis feromonas, deseaba ver que reacción tenía-

Volveré Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora