Capítulo XVIII. First day at home

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-Primer día en casa.

Después de tantos días y tantos meses de su estadía en el gran hospital, finalmente lo dieron de alta como un niño sano que debía salir a conocer el mundo, seguiría en terapias y volvería cada día de la semana al hospital para chequeos y consultas. Pero ya debía hacer su vida afuera, en el exterior, debía conocer su hogar y aprender a vivir.

Seungmin salía del hospital después de meses, después de prácticamente vivir allí.

Fue dado de alto como un niño completamente sano.

Estaba sentadito en la silla de ruedas mirando atento a todo su alrededor pero sin decir nada. Sintiendo el movimiento de las ruedas sobre el pavimento hasta que la silla se detuvo frente a un hermoso auto gris.

Su madre a su lado le tomó la mano suavemente y le explicó que subirían.

-Por fin es hora de ir a casa.-habla su madre a su lado y siente como pone sus cálidas manos bajo sus axilas para así cargarlo al aire.

No dijo nada, sólo hizo peso muerto, concentrando su mirada en el interior del auto e intentando no temblar cuando estuvieron sentados ahí dentro, no le gustaban los autos porque se movían demasiado.

-Tranquilo, llegaremos pronto.-le tranquiliza la mayor acariciando con cuidado su manita, para así no alterarlo más. Sungheun había visto el miedo en sus ojitos desde que salió del hospital, lucía perdido y muy asustado.

Hasta que finalmente el auto se detuvo, el pequeño tenía demasiada curiosidad y ganas de mirar por la ventana pero no lo hizo, se quedó quieto con su mirada fija al vacío.

-Hemos llegado, cariño.

Seungmin, aunque estuviera asustado y confundido no dijo nada ni se movió para impedir que su madre lo tocara para ayudarlo a sentarse.

-Hemos llegado Minnie, vamos a entrar.-repite y la mira algo desconfiado.

¿Por qué no lo llevó a su casa? Ella lo prometió. Y según lo que el doctor dijo, las promesas deben cumplirse y jamás romperse.

-Este es tu hogar, es nuestro hogar.-explica moviendo la silla de ruedas hacia el interior de la casa.-Bienvenido a casa Seungmin.-dice cerrando la puerta y estando atenta a las reacciones de su hijo, sin embargo, él no se movió para nada ni siquiera su mirada aunque se moría de miedo por estar en un lugar desconocido, moría de ganas de mirar a su alrededor y de hacer muchísimas preguntas.-¿Qué pasa, Minnie?

Su labio comenzó a temblar, ¿debía decir algo? ¿debía moverse? ¿debía contestarle a la mujer que le dijo que era su madre?

-Oh no, no llores, cariño.-su madre se acercó a él para enrollarlo en un cálido abrazo.-Está bien Minnie, puedes moverte, puedes hablar, estás seguro aquí, aquí nadie te hará daño.-la mujer sintió el cuerpo de su hijo temblar levemente y escuchó sus sollozos minutos después.-Está bien, puedes llorar, puedes hacer todo lo que tu quieras.

-Mami...-fue lo único que pudo decir, tan sólo se aferró a los brazos de su madre.

Sungheun sonrío en grande al escuchar la preciosa voz de su hijo. La escuchó después de días de no escucharlo, estando aún en el hospital, ya que su hijo se había auto-prohibido hablar.

Y minutos después separó el abrazo cuando no lo escuchó llorar más y le regaló otra linda sonrisa, se levantó para mover la silla por el pasillo.

𝐅𝐚𝐢𝐧𝐭 𝐕𝐨𝐢𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora