Capítulo XXXIX. Number 135

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-¡Tráeme mi café! Sabes que no puedo editar sin mi café... ¡Mirae!-exclamó con total euforia aquel hombre llamado Jin Jungseok, al no haber recibido respuesta se levantó de golpe de aquel sofá y se dirigió a la habitación de lavado donde aquel niño acostumbraba a estar.-¿Qué haces?-frunció sus cejas al ver al niño levantarse y debajo del lavado se encontraba otro pequeño escondido entre los cubos de agua.

-S-Sólo le da-daba agua.-susurró el menor cabizbajo, sentía su cuerpo temblar por el miedo.

-¿Y yo te he ordenado qué lo hagas? ¿Por qué lo sacaste?-se acercó dos pasos para poder identificar al infante escondido y todo su enojo salió a flote al reconocer esos ojitos llenos de inocencia observarle con terror puro.-¡¿Por qué carajo lo sacaste a él?!-se dirigió al pelinegro y sin pudor alguno dejó ir un fuerte golpe en su ya lastimado rostro, lo vió caer al suelo de rodillas.-¡Contesta! Sabes que está prohibido que salga ahora, ¡su estúpida cara está en todos lados!

-E-Es que estaba m-muy débil y n-no podía llevar agua allá abajo p-para todos.

-¿Y qué? ¿Planeabas traer a todos a tomar agua?-pregunta riendo en burla.

-No, yo no quise decir eso, señor.

Jungseok sonrió de lado por la estupidez de ese niño.-Llévatelo de regreso.

El menor asintió y débilmente tomó al infante en brazos y salió rápidamente de la habitación pero antes de que pudiera avanzar más cayó al suelo con todo y bebé en brazos pues sus débiles piernas no le permitieron avanzar. Muy difícilmente e levantó y lo volvió a cargar, se apresuró a bajar las escaleras y a abrir la puerta la cual se encontraba abierta cómo siempre.

-Lo siento Minnie, te sacaré otro día para que puedas tomar agua.-susurró hacia el pequeño, dejándolo en la pulcra cuna color verde, ahí mismo se encontraban otros tres bebes quienes estaban dormiditos.-Lo siento.-dijo soltándose a llorar con un pequeño Seungmin mirándolo sin entender nada.

-¿Mami?-pregunta débilmente, su pequeño cuerpo no soportaría otro día más sin recibir alimento.-¿Mami?

-¡Vuelve aquí Mirae!

Al escuchar ese fuerte grito, los pequeños quienes estaban dormidos despertaron llorando por el susto.

Mirae corrió escaleras arriba y se arrodilló ante el hombre quien se encontraba con dos más, sabía a que venían así que sólo debía esperar por órdenes.

-Trae al 315 y al 121.-ordenó dando un leve empujón al rostro del infante.

-Sí señor.-se levantó y al darse cuenta del último número se detuvo.

-¿Qué pasa?

-E-El número 121 aún no se recupera señor y e-está muy lastimado...

-¿Y eso me importa? Llévalos ya a la habitación y no tardes, están ansiosos.

Mirae miró de reojo a los hombres de traje subir las escaleras y entonces asintió, bajó por esas escaleras y comenzó a buscar entre las camas y cunas los números que se le dijeron, al encontrar a ambos chicos mayores y abrazándose quiso llorar.

-H-Hola.-saludó a los chicos mayores, aproximadamente tenían entre 19-21 años, no lo sabía, pero ambos sabían lo que les esperaba y sin decir nada subieron las escaleras, Mirae comenzó a llorar nuevamente al escuchar a uno de los pequeños llamarlo, decidió ignorarlos y salir rápido de ahí, era afortunado de estar afuera.

𝐅𝐚𝐢𝐧𝐭 𝐕𝐨𝐢𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora