𝐅𝐚𝐢𝐧𝐭 𝐕𝐨𝐢𝐜𝐞

Capítulo LXXIII. Shopping mall

—¡No! ¡No! ¡Kerly!

Jeongin salió corriendo cuando la cachorra salió de casa, afortunadamente no había autos ni nadie que lo regañara por salir de casa, Jeongin tuvo un deja vu cuando estuvo sentado en la orilla de la calle con Kerly a su lado.

Había recordado cuando había salido de casa y un cachorrito fue cruelmente atropellado frente a sus ojos, no sabía cuando fue eso pero por alguna razón el recuerdo llegó a su mente. Recordó a su padre aventarlo al suelo de la sala y gritarle furioso a Christopher.

Recordó que después de ese suceso dejó de hablar casi por un año, no habló ni un poco.

—Perdón Kerly, tendré cuidado de cerrar la puerta, perdón.—dijo abrazando a la cachorra, no quería recordar eso pero las imágenes seguían en su mente, perturbándole de nuevo.—No, no, no.

—¡Jeongin!

—Mami lo siento, lo siento, d-deje la puerta abierta y ella salió corriendo p-pero está bien, no le pasó nada.—no sabía porque estaba temblando así.

—Innie.—Hari notó lo que pasaba y no tardó en levantarle del suelo.

—¿Estás enojada?

—No, no, no pasó nada, vamos a casa, Kerly está bien y tu también lo estás.

—Lo recordé.—dijo sentándose en el sofá y mirándose las manos.—Recordé lo que pasó y había sangre por todas partes, en mis manos, en mi ropa... Channie no podía limpiar tanta sangre y papá seguía gritándonos.

Seungmin se quedó callado viendo la escena, notando que Jeongin tenía esa misma mirada de cuando se perdía en sus pensamientos. De inmediato trajo unas calcetas y se las puso con tal de que sintiera la consistencia suave de estas, se aseguró de dejarle en sus manos su almohadita de color rosa y se sentó en el suelo donde anteriormente coloreaba, sólo para observar y esperar a que Hari le ayudara a tranquilizarse.

—Tranquilo Innie, está bien. 

De nuevo miró en su dirección y esta vez Jeongin lloraba a lo bajo abrazando a Hari, ahora estaba mejor así que continuó coloreando un dibujo para Innie, había sido un pequeño descuido con la puerta pero no se imaginaba que eso causaría que recordara ese día tan feo. Lo sabía y no era nada bonito recordar.

—¿P-Puedo ayudar en algo?—pregunta al ver al menor más tranquilo.—¿Quieres agua? ¿O soda?

—Estoy bien, Minnie, gracias por tu ayuda.—dijo alzando un poco la almohadita rosa y sonrió, muchas veces vió esa misma almohada, en todas partes, al lado de Seungmin siempre.

—¿Y entonces puedes hablar bien? ¿No quieres agua? Y-Yo te traer agüita, sí.—dijo yendo lo más rápido que podía, aunque aún era lento, logró darle en sus manos un refrescante vaso con agua, esperó a que bebiera para sostener el vaso.—¿Estás mejor?

—Mucho mejor... tendré más cuidado con la puerta, en serio.

—No, no, todo estar bien, aquí no hay peligros porque los autos tienen precaución siempre y no pasan mucho por aquí, así que no te preocupes.

—Minnie que ya me siento bien, tranquilo que seguiremos con ese dibujo y te devolveré estas lindas calcetas.

—No, no.—se apresuró a detenerlo.—Son tuyas, son para ti y para que las uses cuando sientas que la realidad se va a otro tiempo, o puedes usarlas cuando quieras ¿sí quieres quedártelas?

—¡Gracias! Ahora podemos usar calcetas iguales en las pijamadas, gracias Min tonto.

—Tonto tú.