Capítulo LXX

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Hoy cumplían tres semanas de ser novios oficialmente y era extraño estar en la escuela sabiendo que tenía un novio y amigos, era extraño pero amaba como ahora era su vida.

Dejó de reír a la llegada del profesor y puso atención a la clase, la caída de Beomgyu fue graciosa pero era más importante la clase. Miró de reojo al chico quien sufrió vergüenza hace poco y se dió cuenta la manera en la que Yeonjun le acariciaba tan cariñosamente el cabello y como el otro sonreía tímido.

Que extraño, Yeonjun no suele ser cariñoso.

—¡Hora de ir a casa!—alguien exclamó justo cuando el profesor abandonó el aula.—Han informado que no nos darán la última clase, vámonos.

—Minnie vamos.

—Pero no son las 2:30 de la tarde.—se levantó de su lugar para caminar al lado de sus amigos.

—Pero no nos darán clase, es mejor ir a casa a descansar antes.—habló el peliazul.—¿O vamos a tomar un café?

—Pero no son las 2:30 de la tarde.—repitió.

—Minnie.—Chris le abrazó.—Se que no es parte de la rutina pero a veces pasará esto, salimos temprano porque no llegan los maestros o porque la clase se suspende. Es normal que pase.

—Pero...

—Está bien, ¿vamos a casa?

A Seungmin le costaba acostumbrarse a los cambios repentinos, no le gustaban y ya tenía planeado qué saliendo de la escuela a las 2:30 irían juntos a tomar café, no a las 12:20.

—¿Entonces está bien hacer cosas fuera del horario? ¿Vamos a tomar un café y está bien?

—Sí, las excepciones son buenas y ahora tenemos clase libre así que está bien, ¿quieres ir?—explica el rubio haciendo que caminara de nuevo para alcanzar a los chicos, el menor asintió.—Bien entonces vayamos.

—¿Y podré ver al señor Kang Mirae?

—Si está en la cafetería claro que podrás verlo.

Seungmin sonrió y continuó caminando mientras se recargaba de la andadera, ya le era menos vergonzoso usarla ya que con los días mejoraba y le dolía menos caminar.

Llegaron a la cafetería y evitó gritar de emoción, siempre le emocionaba llegar al lugar porque era muy cómodo y las tardes ahí son siempre geniales.

—¡Buenas tardes, señor gris!—saludó al chico y siguió a los chicos para sentarse en la mesa de siempre pero ahora estaba siendo ocupada por otras personas desconocidas.—Hay muchos cambios hoy...—murmuró al sentarse en otro lugar, era incómodo tener cambios repentinos en un sólo día.—¿También cambiará el menú?

—No, no, eso no cariño.

Desvió la vista hacia el pasillo de la cafetería y por ahí salió Mirae con una orden en manos, quiso saludar pero el chico ni siquiera le devolvió la mirada. ¿Qué pasaba? Seguro era porque estaba trabajando y no quería distracciones, sí, debía ser eso.

Comió en silencio disfrutando la conversación de los chicos, siempre hablaban cosas tan divertidas y a veces interesantes ya que todos siempre tenían un dato interesante para compartir. Al terminar hicieron lo de siempre, despedirse y cada quien irse por su camino.

𝐅𝐚𝐢𝐧𝐭 𝐕𝐨𝐢𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora