Capítulo LXIII. End of hell

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El niño estaba debajo de otro niño más pesado, era común que eso pasara en una cuna dónde cinco bebés dormían a diario, aunque el uso ideal de las cunas era para un solo bebé por cada una pero en ese lugar no hay suficiente espacio para comprar más.

El pequeño comenzó a llorar cuando el aire dejó de llegar a sus pulmones y cuando sintió sus extremidades entumecidas, sus ojitos se dirigieron a aquel hombre que llevaba minutos observándolo.

P-Papá.—susurró el pequeño extendiendo su bracito libre hacia él para que lo ayudara pero el rostro del hombre estaba serio y sin ningún sentimiento demostrado, no demostraba culpa ni preocupación.—Papá.

Comenzó a toser y a removerse para intentar salir pero era imposible porque el niño que estaba encima suyo era muy pesado, era todo lo contrario a su débil ser ya que hasta sus huesitos se remarcaban en cada esquina de su cuerpo y hacían ver la mala alimentación que llevaba, era todo lo contrario al bebé nuevo encima suyo.

Pa-pá.—habló por última vez antes de ver al hombre con el rostro serio y sin hacer ningún intento de ayudar.

El infante apenas y pudo respirar cuando el peso salió de encima suyo, se sintió protegido al mirar a la persona frente a él.

MiMi.—pronunció a duras penas cuando fue tomado en brazos, la ropa del contrario estaba más sucia que antes pero eso no importaba mientras estuviera a su lado, Kang Mirae era quien se encargaba de protegerlo y mimarlo aunque no podía hacer nada cuando se trataba de Jungseok.

—Acompáñame a lavar, Minnie.—le dijo al pequeño, pasando por el lado del hombre quien sonreía cínicamente hacia ambos menores.

Mirae desde hace años a hecho todo lo posible para que no usen y no lastimen a Seungmin, ¿por qué? Porque le tomó cariño a pesar de que habían llegado tantos niños nuevos.

Subieron las escaleras y Mirae notó que el pequeño no lograba mantener su cabeza recta y tuvo que recostarlo en su hombro pues estaba muy débil. Al entrar al cuarto de lavado se aseguró de sentarlo en un lugar cómodo donde no se lastimara, lo observó acurrucarse en el suelo y sonrió débilmente.

Comenzó a separar las sábanas que necesitaban ser talladas con las que sólo debían meterse a la lavadora, al separarlas se dió cuenta que cada día habían sábanas más manchadas que antes.

Terminó de fregar las últimas dos y se sentó frente al pequeño a descansar, notando su débil estado.

—Minnie despierta.—susurra moviéndole suavemente para que despertase pero ni siquiera reaccionaba y esto era lo que Mirae más temía, que Seungmin muriera en un día de estos.—No, por favor Minnie no me dejes, anda tontito, despierta por favor.

—¿Qué pasa?—Jungseok llegaba recién y claramente notó la ausencia de esos dos en el sótano.—¿Tú muñeca de trapo ya no despierta? Te dije que iba a morir si tu la cuidabas.

—¡No! ¡Ella no murió!—exclamó llorando mientras meneaba el cuerpecito inconsciente en el suelo.—Minnie despierta por favor, despierta chiquito, vamos a lavar juntos por favor, Minnie.—cayó en cuenta del pronombre que usó pero no le dió importancia, Seungmin tenía que estar vivo.

—Está muerta, que mal que tenga que conseguirte otra muñeca.—avanzó hacia el más pequeño y cuando estuvo a punto de tomarlo recibió un golpe en su mano.

—¡No! ¡Usted no se lo llevará porque él está vivo!—exclamó cargando al menor y dándole leves golpecitos en su rostro para que reaccionase pero los minutos pasaban y no daba señales de vida.—¡No! ¡Por favor Minnie! Despierta...

𝐅𝐚𝐢𝐧𝐭 𝐕𝐨𝐢𝐜𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora