56
Junio, 1988
Irina lo acorraló en la cocina tras hacer dormir a Nana. Tenía una copa de vino en la mano y una expresión algo molesta. Se quedó a su lado sin decir nada mientras Charles preparaba la comida de Nana para el otro día. Sabía que ella había ido hasta ahí para decirle algo, por lo que esperó pacientemente. Al finalizar la copa decidió decirlo.
—Voy a regresar a la política.
Sorprendido, Charles tuvo que apagar la cocina por miedo a olvidar la olla y quemar las verduras.
—¿Cómo? —dijo—. ¿Me perdí de algo?
—Sabes que siempre he amado la política, la tuve que dejar por mis padres —hizo una pequeña pausa—, pero ahora ellos no pueden negármelo, ¿no?
—Si me estás preguntando indirectamente si puedes o no regresar a la política, pues creo que estás mal —replicó Charles. La expresión de Irina se había vuelto triste, por lo que intentó explicarle el malentendido—. A lo que me refería es que soy tu esposo, no tu padre. No tienes que pedirme autorización, únicamente me interesa que me cuentes las cosas para no pillarme con algo de sorpresa.
Las manos de Irina temblaban al dejar la copa vacía en la isla de la cocina.
—¿Entonces puedo regresar?
—Insisto, no debes pedirme autorización para...
Charles no pudo continuar, porque Irina lo había afirmado por el rostro y dado un beso en la mejilla. Se sonrojó tanto por la repentina muestra de cariño, que desvió la vista hacia el fuego que había encendido nuevamente. Continuó revolviendo la olla mientras olía a la Irina tararear feliz.
—¿Por qué no invitamos a Luan y Tian a que vengan este fin de semana a un asado?
Las primeras semanas tras la solicitud de Irina de no involucrar a Nana entre lo que tenían Tian y él, habían transcurrido en una tensión que llegaba a ser palpable. Irina incluso había contratado a una persona para ayudarlos con el aseo de la casa, pero Charles sabía que había hecho eso para que Tian y él no pudiesen quedarse a solas con Nana. Pero la situación con el tiempo se había ido relajando a la medida que se iban adaptando a los cambios y aceptándolos. Ahora Irina estaba convencida que la mejor solución a los problemas de su familia disfuncional era juntarlos a todos. No era la primera vez que invitaba a Tian a algo, ni tampoco sería la última.
—Le diré a Tian sobre la invitación —finalmente contestó Charles.
A la otra mañana cuando fue a verlo a la cafetería, se encontró a Liú Tian detrás de la barra preparando un pedido para una de las mesas. Le hizo un gesto de mano para indicarle que estaría esperándolo en la pequeña cocina que tenía el local, donde hacían las preparaciones más grandes. Luan no estaba por el lugar, así que tomó asiento en un pequeño banquillo. Al rato, Liú Tian asomó la cabeza dentro.
—Hola, amor —lo saludó.
A Charles se le hizo un nudo en el estómago, seguía ocurriéndole a pesar de los años.
—Hola, ¿tienes un momento?
—Negativo —contestó Tian—, estoy solo en el local así que no puedo encerrarme en la cocina contigo. Que me gustaría, aclaro. Pero no puedo, solo a mí se me ocurre ser mi propio jefe.
Tras decir eso, desapareció. No regresó hasta casi media hora después. Parecía cansado, estaba ojeroso y también agitado.
—Llegó Luan —avisó caminando hacia él.
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Decalcomanía (Novela 2)
RomanceSi de pronto tuvieses que decidir entre tu familia y de quien estás enamorado, ¿qué elegirías? ¿Tu calcomanía social o tu décalcomanie? Descúbrelo en Décalcomanie ¿Eres más fuerte que tu miedo más profundo? *La imagen de portada no me pertenece* *To...