47
Enero, 1980
Tenía la manía de retorcerse las manos al pensar, por lo que Liú Tian apretó sin querer los dedos de Xiao Zhen. Pero en ese momento, mientras tiraba de él para sacarlo del estupor que lo había invadido, no podía importarle algo así. Lo soltó el tiempo suficiente para abrir la ventana y subirse al marco de madera. Cuando iba a saltar al jardín, Charles lo retuvo por la ropa.
—No alcanzaremos —susurró, su expresión era pálida y asustada. De su boca salía un jadeo apresurado y atemorizado.
—Tenemos que lograrlo —dijo, tirando de su chaqueta para soltarse.
Sus zapatos aplastaron el césped crecido bajo la ventana de Charles. Corrió por el jardín a la vez que Xiao Zhen hacía lo mismo. Y, de pronto, un golpe en la espalda le quitó el aliento.
Liú Tian cayó al suelo de forma pesada. Charles se acostó a su lado, su expresión brillaba en pánico al pedirle silencio con un dedo. Porque, en la esquina de la casa, justo en el borde donde comenzaba el patio trasero, había aparecido un guardia. Lo único que los salvaba era el césped crecido que les permitía esconderse. Sin embargo, si el soldado llegaba a acercarse unos pasos, se iba a percatar de inmediato de las dos huellas que sus cuerpos dejaban al aplastar la hierba.
Liú Tian no tenía muy buena visión dada la forma en la que cayó, por lo que posicionó la mejilla contra el suelo y observó a Charles, quien apenas pestañeaba vigilando. Su expresión de pánico no mejoraba con los minutos, por lo que Tian intentó regular su respiración. Su boca se había secado tanto que sentía una pasta densa de saliva en ella.
Al ver que Xiao Zhen negaba con aprensión, Liú Tian supo que el Plan A se cancelaba por completo. No podrían huir por ahí. Intentó pensar en otra alternativa quedándose en nada, porque ¿cómo alguno de sus otros planes podría funcionar ahora? Con Luan no habían analizado la posibilidad de que el general Gautier regresase a casa, no era una acción normal, el padre de Charles no reaparecía en la vivienda por días cuando se marchaba. ¿Entonces por qué había regresado tras una hora?
Tomó una inspiración temblorosa.
Entonces, lo decidió.
—Regresaremos a tu cuarto —susurró.
Charles se movió con lentitud para acercarse a él, iba de punto y coda arrastrándose.
—¿Y qué haremos ahí?
—Esperar.
Era la única posibilidad que tenían ahora: esperar a que el general Gautier se marchase con todos sus soldados, de lo contrario jamás podría salir de esa casa.
Liú Tian comprobó la muralla. Pidió que Luan no se asomase, porque estaba justo en la línea de fuego del militar que resguardaba el jardín trasero.
—Yo te indicaré cuándo debes moverte —avisó Charles, sus ojos fijos en el guardia—. Debemos esperar a que no esté mirando.
Continuó con la mejilla pegada al césped, la tierra bajo suyo todavía permanecía húmeda por la llovizna del día anterior. El frío empezaba a traspasar su ropa cuando sintió un toque en la mano. Retrocedió ayudándose de la punta de los pies y los codos. Había avanzado un metro cuando Charles tocó nuevamente su brazo. Liú Tian se detuvo, apoyó la mejilla en el piso y tomó aliento. Notó que el cielo encima de ellos estaba gris, plagado de nubes que anunciarían en cualquier instante una nueva llovizna.
Otro toque, Liú Tian retrocedió.
Se detuvo.
Esperó la siguiente oportunidad.
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Decalcomanía (Novela 2)
RomanceSi de pronto tuvieses que decidir entre tu familia y de quien estás enamorado, ¿qué elegirías? ¿Tu calcomanía social o tu décalcomanie? Descúbrelo en Décalcomanie ¿Eres más fuerte que tu miedo más profundo? *La imagen de portada no me pertenece* *To...