16 | endulzar el trato

4K 358 17
                                    

Tessa se detuvo en el bar y dejó que Tommy saliera solo, dirigiéndose a la mesa de Kimber.

Estaba fuera del alcance del oído de la conversación de Tommy, pero lo vio golpear las bolsas sobre la mesa y luego volcar el contenido de la última, esparciendo monedas sobre el mantel y el piso.

Rodando los ojos, Tessa se volvió hacia la barra, sacó un cigarrillo de su bolso y le pidió al caballero a su lado una cerilla. Él obedeció, encendiéndole el cigarrillo, y ella sonrió.

—Gracias —dijo ella.

—Es un vestido hermoso —le dijo el hombre, sacudió el fósforo y apagó la llam—. ¿Algún caballero para el que lo estés usando?

Tessa señaló a Tommy y le hizo un gesto con el cigarrillo—. Ese de allí.

—¿Esposo? —adivinó el hombre.

—En realidad no —respondió Tessa—, es un amigo.

El hombre asintió—. Mi esposa se fue al baño. Ha estado allí por un largo rato.

—Es lo que hacen las damas, mi amigo —respondió Tessa, aceptando la bebida que el camarero le entregó. Antes de que ella pudiera protestar, el hombre pagó la bebida—. No tenías que hacer eso.

—Parece que lo necesitabas —dijo el hombre—. Además, tu chico está haciendo negocios con Billy Kimber.

—Soy consciente —dijo Tessa vagamente.

Las cejas del hombre se fruncieron al notar algo que Tessa no podía ver—. Fue un placer conocerla, señorita...

—Duggan —respondió Tessa, mintiendo fácilmente—. Sarah Duggan.

El hombre desapareció entre la multitud, dejando a Tessa sola. Sin embargo, su soledad no duró mucho, ya que Billy Kimber apareció a su lado. 

—Tu hombre ha dicho que le parecía bien que bailaras conmigo —dijo Kimber.

Tessa sopló el humo que había inhalado previamente—. Estoy segura de que lo hizo.

Al mirar a Tommy, Tessa no tuvo más remedio que aceptar la invitación de Kimber, siguiéndolo a la pista de baile. Ligeramnete perturbada por el contacto que tuvo con el hombre, Tessa mantuvo la cara seria y miró a lo lejos por encima del hombro de Kimber para evitar hablar con él.

Tessa vió a Tommy observándolos. Ella le envió su mejor mirada mortal, sin saber que Kimber lo miraba con aire de suficiencia al mismo tiempo. Tirando de ella hacia atrás, Kimber guió a Tessa a través de la pista de baile, más lejos de Tommy.

Eventualmente, aburrida de bailar con Kimber, Tessa fingió torcerse el tobillo, gimiendo de dolor lo mejor que pudo sin realmente sentirlo—. Lo siento, sr. Kimber, pero no creo que pueda seguir bailando.

—No, no, gracias —dijo Kimber, mirando a Tessa—. Eso fue divertido.

Tessa hizo su mejor cojera falsa hacia el bar, casi colapsando contra este para lograr un efecto dramático mientras buscaba su cigarrillo. Estaba harta de ser utilizada por los hombres únicamente porque pensaban que eran mejores que las mujeres. Quizás Ada tenía razón al asumir su idea de ser comunista; de esa manera, Tessa podría tomar sus propias decisione sin tener que preguntar primero.

La copa de champán en su mano tembló ligeramente cuando Tommy se acercó a ella, y lo primero que hizo fue fulminarlo con la mirada—. Vete a la mierda, Tommy.

—Antes de que me arranques la cabeza, no le dije que me parecía bien —dijo Tommy a la defensiva.

—Pero no intentaste detenerlo —dijo Tessa—, lo cual es igual de malo.

—Lo siento —se disculpó Tommy—. Escucha, iremos a cenar a la casa de Kimber. Tiene un lugar a unos kilómetros de distancia.

—Claro —dijo Tessa, anticipando las siguientes palabras de Tommy.

—Tengo que resolver unos asuntos primero con su contador —explicó Tommy—, así que tu puedes adelantarte... con Kimber.

Tessa colocó su vaso con cuidado sobre la barra y Tommy descubrió que su acción era peor que haberl dejado de golpe. Su calma era aterradora, porque significaba que estaba realmente enojada.

Ella levantó una ceja—. ¿Solo él y yo?

—Sí. Hasta que termine aquí —respondió Tommy—. ¿Está bien?

—No —declaró Tessa, sacudiendo la cabeza y tratando de ocultar la traición que sentía—. Vete a la mierda. Crees que soy una prostituta.

—Todos somos prostitutas, Tessa —le informó Tommy—. Solo vendemos diferentes partes de nosotros mismos.

—Sí, pero yo no estoy vendiendo, ¿no? Estoy siendo forzada —espetó Tessa, alejándose.

Tommy le agarró la muñeca—. Tess...

—Déjame —siseó Tessa en voz baja—. Solo aléjate de mí.

—Tess, escúchame —exigió Tommy, agarrando los hombros de Tessa mientras luchaba por alejarse de él—, el trato es que le doy a él dos horas contigo. Se cree un seductor, cree que puede seducirte. Cuando quieras, solo golpéalo en las bolas.

—Entonces, ¿ahora solo soy parte de un trato? —dijo Tessa con sus ojos llenos de lágrimas—. ¿Eso es todo lo que soy para ti? ¿Una cláusula en un contrato?

—Tess, llegaré antes de que pase algo, ¿de acuerdo? —prometió Tommy, inclinándose hacia adelante y apoyando su frente contra la de Tessa—. Sé que es una mierda, pero es por el bien de la compañía.

—Aléjate de mi, Tommy —dijo Tessa, empujándolo lejos—. Déjame en paz.

Su tono era agudo, y Tommy la dejó ir mientras caminaba hacia la salida. Kimber se acercó a él, inclinándose hacia él cuando terminaron de conversar. Una vez que Kimber le ofreció a su chica para irse junto a Tessa, éste se marchó, pero de repente se dio la vuelta—. Apuesto diez libras a que me acuesto con ella.

La expresión de Tommy permaneció sin cambios mientras Kimber seguía a Tessa. Se detuvo a su lado y le tendió el brazo—. Señorita.

Tessa ignoró su gesto y se alejó—. Entonces, ¿cuál es su auto?

A lo lejos, podía ver a John y Arthur suplicándo con sus pensamientos que la notaran. No era exactamente difícil de detectar, vestida con un vestido rojo brillante. Luego vio a Mason y rezó para que pudiera verla, pero no lo hizo. Como no quería nada más que correr hacia ellos, Tessa etaba a punto de girar en su dirección cuando Kimber la tomó del brazo.

—El auto está por aquí —dijo, arrastrándola en la otra dirección.

—Cierto, que tonta —dijo Tessa en voz alta, solo para molestar a Tommy.

Con una última mirada a Arthur, John y Mason, Tessa sintió que la empujaban al auto de Kimber y, así, ella era otra pieza del juego de mesa, moviéndose en su lugar.

VIOLENT DELIGHTS | Thomas Shelby ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora